viernes, 8 de agosto de 2014

El charquito del puente

Mi linda y bella ciudad. Esta frase, para los que viven en mi ciudad suena a sarcasmo. Y tienen razón. No es linda y mucho menos bella. Los gobiernos regionales y municipales de turno han hecho lo posible por no hacer nada con la ciudad. Desde dejar de recoger la basura, dejar de limpiar los parques, dejar de destapar las cañerías que se tapan… hacen todo lo posible por dejar. 

Aun así, es mi ciudad. Me vio nacer, crecer, correr a través de ella, recorrerla en bicicleta a más de 37C y a pleno sol del mediodía sobre mi cabeza. Mi primer beso encima de un puente, mi primer amor debajo de una choza, la convierte en una hermosura. Es como ver a nuestras madres: puede que no sean miss universo, que estén gorditas, arrugaditas, y con cara de pocos amigos, pero para nosotros siempre será bella, como el primer día que tomamos conciencia de su existencia.

Vivo cerca del centro. Un lugar al que muchos rehúyen. Mi adolescencia paso allí, era el paseo matutino de mi madre, y era la vida de mi padre. Es una ciudad que no acostumbra a llover, y que nunca estuvo ni está preparada para que llueva. Muchas ciudades siguen su ritmo cotidiano con o sin lluvia; la mía se paraliza con su llegada por completo: cero transporte, calles inundadas, nadie tiene paraguas, la basura y las cloacas contaminan los charcos que se forman gracias a las calles mal asfaltadas, y cómo no, la electricidad hace gala de sus deficiencias de mantenimiento, produciéndose interrupciones intermitentes e incluso apagones por buen tiempo.

Hacía mucho que no llovía. Fue este sábado, el día que internet volvió, y con la misma se fue. El charquito debajo del puente que debo cruzar cada vez que llueve volvió a formarse luego de casi un año, la sequía la mantuvo fuera por mucho tiempo. Zapatos de seguridad son de gran ayuda, para pasar por el muro en diagonal evitando el charquito lleno de barro, mucha basura y un olor a queso de esos añejados que no son muy agradables. Todos se quejan al pasar. Yo lo cruzo como si fuera un niño en un parque de columpios. Tal vez cuando sea alcalde elimine ese charco, con un buen asfaltado, un sistema de cloacas, o un camión de limpieza, considerando lo poco que llueve en la ciudad. Tal vez no. Tal vez, tenga que empezar a pagar todos los favores adquiridos para llegar a ese puesto, y cuando revise, el presupuesto no alcance ni para un desayuno decente, así que preferiré desayunar con lo poco que quedó. Será por eso que ningún alcalde hace nada? Sé que no. Pero algo muy dentro de mí, esa parte terriblemente ilusa, se niega a aceptar esa realidad.

2 comentarios:

  1. Por aquí tampoco llueve mucho. No hemos visto una gota, al menos por el sur, desde principio de verano. Y este año está haciendo mucho calor. Casi las seis de la madrugada y en el estudio hace más de 30ºC, en parte, por culpa de todos los ordenadores encendidos (toca la limpieza general trimestral -pasarle el antivirus a todos los elementos y limpiarlos de toda la basura que se va acumulando con el tiempo-).

    Me temo que los políticos son idénticos en todas partes. El alcalde de esta ciudad se dedica exclusivamente a cuidar del centro y olvidar los arrabales. Las zonas más marginales tienen incluso aceras sin pavimento (el encintado de adoquines y tierra abonada por excrementos de perro donde crecen con mucho vigor matas de jaramagos).

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  2. Miérrrrcoles, jueves y viernes. (estoy reduciendo el uso de la palabra, sinónimo de excremento, un experimento personal). No sabía que así eran los políticos allá, supongo que cada quien conoce su territorio mejor que nadie, y ante los ojos ajenos, lo propio es utópico.

    Ahora, respecto, a los ordenadores, también es bueno, que los desarmes, y le eches un soplador, principalmente sobre el ventilador del microprocesador, que siempre se llena de polvo y lana. El equipo mejora su rendimiento, aunque no lo creas. No es tan difícil si cuentas con el soplador, no he probado con aspiradora, pero creo que debería de funcionar también. Yo no cuento ni con uno ni con otro, así que lo desarmo, saco el ventilador junto con el disipador, y lo limpio con una brocha, eso, con la pc de la casa, y la pc de la casa del jefe. Como los ordenadores de la oficina son laptops, un técnico se encargo de eso una vez cada uno o dos años.

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