domingo, 31 de julio de 2022

Escribiendo como método de Terapia

 Hoy, a diferencia de ayer, tengo mucho más ánimo. No es que desborde irradiando energía positiva a todo mi alrededor, pero por lo menos, estoy menos oscuro que el día de ayer. Avanzando, a buen ritmo con los pendientes que tengo, que si bien son muchos, los secciono  por pedazos y cumplo uno a la vez.

Mi tercera taza de café del día. Como estimulante ya hace rato que no me está haciendo efecto y me lo tomo más como ritual, como un pequeño momento de disfrute, mientras escribo estas líneas, más como una terapia, para evitar en la medida de lo posible el uso del celular. Empiezo a retomar esas ganas por escribir, primero cualquier cosa y quizás, con un poquito más de dedicación, en temas seguramente más concreto, más liberadores y hasta quizás más productivo.

Hoy finalmente me di la tarea de escribirle a Bk. Para quienes no la conozcan, ella es para mi todo un ejemplo de superación: me motivó a empezar a escribir, creo que ya hace ocho años. Seguí su blog como asiduo lector y hasta en algún momento compartí con ella en la creación de alguna historia ficticia, ciertamente muy alocada, cada quien desde su particular perspectiva, pero que para mi, fue muy satisfactorio.

Al sol de hoy, creo que ya son tres años que no sé nada de ella. Por mera casualidad, me topé con su correo en una de las entradas y le escribí. La verdad no espero mucho como respuesta, creo que un "estoy bien", me basta y me sobra para saber que esa persona, idealizada en mi mente, pues sigue allí.

Aclaro: las entradas de ayer, ciertamente las escribí con el celular, debo confesarlo. A lo que me refiero con dejar de usarlo es a entretenerme insanamente con él. Viendo un video sobre que el aburrimiento es bueno, estoy viendo en este fin de semana, más epifanías de los que he  visto en más de un año. Sólo falta poder identificar de qué se trata, antes de que Dios me de una esas cachetadas que arrancan dientes.


sábado, 30 de julio de 2022

Apocalipsis de que tipo?

 Sabiendo que los recursos del planeta de este año ya lo tenemos agotado, que la viruela del mono anda suelto, que el calentamiento global lo tenemos que arde y, para completar los males, tenemos a los egos gobernantes pretendiendo compensar su falta de cualidades con amenazas militares, todos a escala global. Pareciera que más tarde que temprano, tendremos un apocalipsis servido.

No sé cuántas películas lo vaticinan, pero ciertamente hay varias que nos sumergen en ese mundo post-apocaliptico: el mundo de agua, cortesía del calentamiento global; mad max, el libro de Eli, cortesía de una guerra nuclear; soy leyenda, 28 días, los 12 monos, y toda película de zombie, cortesía de una pandemia incontrolable (creo que esto último, cae en redundancia, pues una pandemia controlada creo que dejaría de serlo...)

Cuántos sobrevivirían a un apocalipsis real, sin importar el tipo? Seré yo uno de los sobrevivientes? Cuál sería mi propósito si llegase a ocurrir? Buscar a mi familia? Simplemente vivir cada día que se pueda? Buscar sobrevivientes, organizarlos e intentar restablecer algo similar a una civilización, antes de que nos matemos los unos a los otros? 

No quiero tentar a Dios. Siempre he estado de acuerdo a que él responde muy frecuentemente de manera muy contundente, pero en este momento tan oscuro que estoy atravesando a nivel emocional, ni siquiera sé si, en el caso de que ocurra, pueda conseguir las ganas de sobrevivir.

Por cierto! Deje por fuera, las pelis de invasión alienígena! Están las tipo "dia de independencia", similar a la de "oblivion"; está la de "invasión" de Nicole Kidman o "la huésped", con una invasión mucho más...mejor dicho, menos apocalíptico, pero a sabiendas de que uno perderá su alma en el proceso, la palabra sutil no entra al caso.

Recuerdo una anécdota que nos contó la profesora de historia universal, una tesis rechazada por una sola palabra: sutil. La razón, porque no existe una guerra sutil. Ciertamente, ninguna invasión, a ninguna escala, lo es.

Así de oscuro están mis pensamientos, mis emociones. Y para rematar, el único canal decente que tengo por la tv de suscripción, están pasando anabelle 3. Solo falta una mano tenebrosa posandose sobre mi hombro.

Un dia oscuro

 No es literal. Estando en Maracaibo, una ciudad donde el protagonista es el sol, sin una sola nube en el cielo, la oscuridad literal estará absolutamente espantada hasta que caiga la noche, que también estará lejos.

No ocurre lo mismo con mi estado de ánimo. Estoy plenamente consciente que hay mucho por agradecer, mucho por lo que seguir luchando, mucho trabajo por cumplir, muchas sueños por los cual levantarse y pelear. Sin embargo, hoy, siento que la vida no vale la pena, siento que estoy absolutamente sólo, desvalido, listo para sumirme en la oscuridad.

Sigo aquí, me levanto y tomo la bicicleta para ir sin rumbo a no sé donde. Llego a una venta de quesos, buscando algo que me alegre, pero casualmente se agotó. Nuevamente vago sin rumbo y llego hasta la pizzería donde espero que, aprovechando que tengo para darme ese gustazo, comerme una pizza que me ilumine lo que queda de día. Esta pizzería me trae buenos recuerdos, junto con las aventuras y desventuras que tuve junto a una compañera de trabajo, que por todo lo que hemos pasado, nos hemos convertidos en prácticamente hermanos.

Extraño a mi bebé, convertido ya en todo un niño. Ese debería ser un gran motivo para despertarme, y luchar por poder reunirnos nuevamente, pues separados por todo un océano, ciertamente hay que hacer algo más que solo rezar y esperar un milagro. Aun así, hoy despierto sin realmente querer hacerlo.

Comerme la pizza, debo confesar, me alegró un poco. Pero fue solo algo muy temporal, que duro mientras masticaba. Tras empacar lo que quedó, subo nuevamente en mi bicicleta a pedalear sin rumbo. Por inercia, emprendo mi vuelta a casa, casi en piloto automático, sin ganas de regresar, sin ganas de enfrentar la realidad. 

En el camino, me topo con una pareja de ciclistas. Me animo a seguirles en su camino alejándose de mi casa. Epifanico fue cuando vi que llegamos a una sociedad de alcohólicos anónimos. No es que sea ebrio, pero si tengo una adicción, una que posiblemente me esté causando este sentimiento tan oscuro, tan negativo. Algo que mi mamá, en paz descanse, acuñó su término: "romper la cordura del corazón". Algo parecido al capítulo de los simpsons donde bart pierde la habilidad de reír, aunque por motivos distintos al mío.

Espero algún día volver a leer esto y reirme, incluso poder burlarme de mi mismo, por ser tan inútil que no puedo siquiera salir de este círculo vicioso. Quiero tener la certeza de poder reunirme con los dos seres que mas amo en este mundo, refiriéndome a tener fecha para ello. Hoy me acuesto, sin una risa en mi rostro, sin un camino claro frente de mi y aun peor, sin ganas de caminarlo.