sábado, 28 de enero de 2023

Cuando lo única que queda es el aquí y ahora.

 Mirar al pasado es innato en el ser humano. Recordamos desde niños que todo momento pasado fue mejor, que las memorias que albergamos, diluidos con con los minutos cadáveres del tiempo, teñidos de olvido, imaginación y pensamientos que vuelven idílicos esos recuerdos, son y serán más dulces que el real, palpable, vívido presente.

Una niña me cuenta su corto y vivido pasado en retazos. Armo esa película en mi cabeza. hago esa post-producción en mi cabeza. Cosas que no me cuadran, tiempos que resultan ilógicos, eventos que parecieran no poder haber sucedido en la secuencia contada. Reflexiono sobre mis recuerdos. Cuántos de ellos guardan aún los detalles correctos? Cuántos de ellos estarán edulcorados?

Tengo un pasado tan insípido, que  en pocos versos describiría mi vida.  Sin embargo, es ese pasado quien nos define, es por ese pasado que terminamos siendo quienes somos, define a quienes amamos. Que los hechos ocurran de otra manera, ciertamente habría causado una disrupción que alteraría el presente que vivimos, alteraría nuestros actuales pensamientos, sentimientos, emociones. En resumidas cuentas, nuestro ser.

El futuro, ese tiempo para el cual planificamos con lujo de detalles o bien simplemente reaccionamos como agua que cae en aceite hirviendo. Ese misterio, que al día de hoy no sabemos si por la magia de la cuántica, es aleatorio y puede ocurrir cualquier cosa, o si por la física clásica estamos condenados a seguir un guion escrito desde que la primera partícula se expandió creando nuestro universo conocido. Sueño con  un universo distinto a este, en donde los sentimientos, emociones, amores y anhelos correspondan, en donde situaciones distintas, decisiones diferentes, hubieran llevado a  un desenlace similar, pero con un resultado distinto. Quiero pensar también en un futuro que  no sé como lograr, pero que de alguna manera, se termine cumpliendo.

Por lo pronto, las decisiones del pasado, sus consecuencias manifestadas en el presente estorban; el futuro incierto, tan ajeno a nuestro control, tan absoluto en su decisión de volverse presente con cada segundo que pasa y sin nosotros poder decirle que se detenga. Sólo me queda este presente volviéndose  pasado, con este sentimiento que cura y hiere, con esta sensación que me motiva y me lanza al vacío, con esa emoción de ver aquello que tanto anhelas a través de una vitrina, pero que nunca será de ti. Tengo tantas intenciones de romper esa vitrina y tomarlo, pero si lo hago, los cristales rotos lo romperán. No queda de otra más que seguir mirar a través de ella y rezar a Dios por encontrar una lámpara que me conceda un deseo. Vale también el último deseo que le conceden a los condenados. Recuerdo una frase de la película "el código fuente": Qué harías si supieras que te queda un minuto de vida? Tengo la respuesta absoluta para esa pregunta, pues sería mi último deseo. Ahora que lo pienso, no debería dejarlo como último deseo, En algún momento lo haré y punto.