De algo que siempre he podido presmir, es mi combinación de velocidad y agilidad con los pies. Correr, brincar, cambiar de posiciones bruscamente es algo que hago de manera natural, y me gusta hacerlo. Correr tras un bus, huir de un perro bravo y grande (si fuera chiquito no correría), pegar brincos para esquivar charcos de agua, agacharme, sentarme, pararme, todo en un sólo segundo, incluso con algo de peso, tampoco me representa inconvenientes... hasta hoy.
Un acné monstruoso en el tercer ojo, (ese que es ciego) me ha dejado sin poder hacer casi nada de lo que más me gusta hacer. Es todo una penuria estar de cualquier manera: estar de pie, sentado, acostado; peor aún cuando hay que caminar o subir escaleras; correr es literalmente un suicidio ante el dolor producido.
De momento, creo que la cosa ha mermado un poco, o al menos ya recuperé un poco de movilidad. Aunque según mis análisis basados en síntomas presentes, aún no podré correr ni hacerme el héroe. supongo que esto es una especie de vacaciones que Dios me habrá concedido para reflexionar sobre aquellas personas que simplemente no podrán moverse como quieren, cuando lo mío es solamente temporal (espero, porque según la información en internet, si se prolonga puede tener complicaciones a largo plazo).
Menos mal, que estas entradas creo que no las lee ningún conocido, y si lo hace, pues en dado caso, seré una de las pocas personas que rompan con el tabú. Total, le pasa a cualquiera así que no le veo el por qué de tanto misterio.