jueves, 17 de noviembre de 2022

Mi salud está comprometida?

Mientras espero en el laboratorio los resultados, no termino de entender por qué tuve que esperar a que alguien me dijera "ve ya al medico" para hacerlo. Posiblemente sea porque anteriormente todo lo que he tenido asociado a malestar se me ha quitado o bien solo o bien porque mi esposa bella ha estado pendiente de mi.

Ahora que lo pienso, desde que regresé de emergencia del viaje, pareciera que el universo entero me pasa factura. A veces, quisiera solo dormir y no despertar nunca, un infarto que me deje inconsciente al instante y tome lo que la vida exige a todos.

Hace mucho, diría que demasiado tiempo, que no tengo ese tipo de pensamientos. La última que recuerdo, fue cuando aún era un niño. Ciertamente no vale la pena pensar si esa negatividad de mi parte está creando la situación, retroalimentandose hasta causarme todo esto. Se que muchos están pendientes de mi, pero a fin de cuentas, sigo estando solo y sin nadie que me cuide.

Gracias a Dios, dengue no es. Sin embargo, la forma en que me revisó la doctora, aunado a un diagnóstico que no me termina de convencer, me hizo buscar otra opinión médica. En esta ocasión, con una revisión que me convenció mucho más y aunque aún es prematuro para un diagnóstico preciso, lo que me indica me parece mucho más congruente que solo "colesterol llegando a limite superior" y sin ningún tratamiento. En este instante tengo un tratamiento a base de vitaminas y probióticos para la digestión, así como someterme a una dieta adecuada.

Más estudios para descartar males ocultos y que según mis conocimientos vagos, creo que está todo normal. Veamos lo que dice la doctora.

Reposo por cinco días. Mucho para mí. Pero quizás haga falta. Según la doctora si es algo físico, me hará falta. Y si es estrés, pues con más razón. Este último, me indica que el cuerpo simplemente reacciona, no es algo que mentalmente se pueda controlar.

Espero poder salir de este cuadro rápido. Quiero terminar los proyectos pendientes, poder salir en bicicleta y, como no, poder incluso volver a viajar, por trabajo lógicamente, pero poder hacerlo

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viernes, 4 de noviembre de 2022

Cuando estás a la deriva.

En este instante que inicio esta entrada, recuerdo una canción de la banda caramelos de cianuro, creo que decía: "levantarme del televisor, meterme en el ascensor, me sienta un poco mejor..." En este instante estoy viviendo esas letras.

Desde que regresé por lo del supuesto saqueo de la casa (una vez más le doy gracias a Dios que no fue. A mí casa y que, en cierto modo el vecino no tendría por qué extrañar lo que se llevaron, pues ya lleva años sin estar y como dicen ojos que no ven corazón que no sienten) el desánimo ya me estaba empezando a invadir, pero era manejable. Habían maneras de sacudirse, como diría una amiga. Si Lee esta entrada de seguro sabrá que la estoy aludiendo.

Cloacas de la calle tapada, el tema de la seguridad de la casa aún sin resolver, y sumado a todo ello. El golpe tan fuerte que lo desató todo en mí: la partida de la mascota de la casa, un integrante más de la familia, la única que me ha acompañado en estos dos años de estar sin mi esposa y sin mi piojito.

La verdad, soy una persona mala. No me pegó mucho cuando falleció mi mamá; tampoco cuando ocurrió con papá; mucho menos con mi cuñada, más allá del pesar que sentía por el estado emocional de mi hermano y de mis sobrinas, que con la distancia, en realidad somos unos completos extraños. Recuerdo también cuando falleció el tío y la abuela de mi esposa: mi pesar no fue por los fallecidos, sino por los que seguían vivos, por mi esposa más que nada.

De repente, una perrita que tiene más de 10 años con nosotros, me arranca lágrimas y llantos. No es la primera mascota que se me muere: perros, gatos, ratas. Todos ellos son sólo seres prescindibles, cuya muerte solo causan trabajo.

Me siento en el piso al lado de su cuerpo sin vida por más de media hora, completamente desmoronado. Toda mi coraza, esa que aguantaba el desanimo, el que ayudaba a sacudir, se desvanece. Ahora sí puedo decir con propiedad "no tengo ni perro que me ladre".

Desde ese día, un miércoles de miércoles. Vivo por inercia. Veo cómo mi esposa, luchar por su día a día, por hacer crecer feliz a nuestro piojito. Yo en cambio, sigo aletargado, autocompadeciendome en vez de echarme cuerda (como un reloj de cuerda, no me refiero a echarme una soga en el cuello de manera literal), por las cosas que aún faltan. Si yo sé, hay una meta muy importante que es reunirme con mis seres queridos. Pero en este instante ni siquiera eso me motiva.

Finalmente hoy, consigo un apice de ánimo. Llevar una encomienda desde mi casa a un lugar específico. Por eso fue lo que mencioné al inicio de la entrada. La bicicleta estaba mucho más pesada de lo que recordaba. Llego a mi destino. Entrego la encomienda. Nuevamente, me invade el desanimo. No quiero llegar a casa. Tomo el camino largo. De repente, un ciclista delante de mi. Compartimos el camino sin mediar palabra. Por ese instante, tal vez unos 10 minutos. Me olvidé de todo. Solo seguía al compañero por inercia hasta que al fin nuestros caminos divergen. Y me toca nuevamente estar solo.

Llego a la panadería cerca de la casa. No tenía intenciones de entrar, pero finalmente decido devolverme y entrar. Recuerdo que mi amiga me comentó sobre comprar chocolates para alegrar el rato. Entro busco pan y me acerco a la sección de pizzería que finalmente está funcionando.

Compro una pizza para ver si logro sacar ánimo de una de la primavera, la pizza de jamón, maíz y tocineta. Delicioso estaba, pero... Sigo modo emo.

Ya estando en casa, terminando de escribir esta entrada. Quiero que mi amiga la lea. No quiero que me anime, tampoco que me consuele, con mi autocompadecimiento tengo. Se mejor que nadie, que estos atoramientos son de responsabilidad personal, y que depende únicamente de uno mismo para salir. Solo que en este instante no quiero hacerlo, en vez de eso, quiero ahogarme con mi propia pena.

Si me preguntan en este instante que quiero, la respuesta es no lo sé. he tenido intenciones de tomar lo que tengo, meterlo en la mochila, desinstalar el WhatsApp, sacar la simcard del celular tomar la bicicleta y volverme mochilero. Viajar sin rumbo, quizás ganarme algunas monedas para el pan del día y seguir. Atravesar el Darién solo por hacerlo.

Estos son de las etapas de la vida, dónde uno está absolutamente susceptible de volverse drogadicto, ludopata o alcohólico. Quizás también testigo de Jehová. Espero no volverme terrorista.

No quiero terminar esta entrada sin dejarle en claro a mi amiga que me repondré, por mi esposa, por mi hijo. Pero no será hoy.

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viernes, 28 de octubre de 2022

Escribo para no olvidar el día de hoy.

2 am, me despierta una llamada de mi niña humosa. Una llamada a esta hora no son buenas noticias. En efecto, no lo son. Pero no son malas noticias para mí. El santuario de mi casa ha sido profanado.

Estoy a mitad de un trabajo fuera de casa. Estando en la habitación del hotel. Intento respirar, calmar mis nervios, asimilar el hecho e intentar descansar, pues el viaje de regreso no será sencillo. Eso sin contar todas la disculpas que debo pedir por esa ausencia forzosa.

Finalmente amanece, pero ha llovido durante toda la noche y aún lo hizo durante la mañana. Tomo el desayuno y me lanzo al terminal de pasajeros para averiguar. Regreso al hotel por mi equipaje y espero a que se llene el transporte de cinco pasajeros más el chófer. Intento meditar, mejor dicho no pensar en nada mientras lo anterior ocurre. Dos horas después finalmente iniciamos la travesía.

La velocidad que veo en el tablero no me gusta. Apenas ronda entre los 60 y 80. Por lo general, cuando está entre 100 y 120 llegaría a mi casa en 6 horas, pero por regla de tres, el tiempo de viaje se extendería al menos unas 9 horas.

No nos han perdonado en ninguna alcabala. Cada una nos consume cinco minutos. A tres horas de viaje el vehículo sufre una falla mecánica. Le doy gracias a Dios, que fue una reparación de 20 minutos, con el apoyo de otro transporte, que nos brindó su ayuda de manera incondicional.

Seguimos en viaje. Hay una sección de carretera caída, nos advierten los que vienen en sentido contrario. Finalmente encontramos esa sección a la hora siguiente. Una vez más, logramos pasar sin mayor demora.

Aún falta la mitad del trayecto y ya van justo cuatro horas de viaje. Para no perder la costumbre, otra alcabala nos detiene. Este demorará más. Le están revisando el equipaje a dos pasajeros y supongo que luego nos revisará a los demás.

Solo fueron a los dos pasajeros. De nuevo, cinco minutos más. Espero poder concluir esta entrada, al llegar a mi casa, con una broma de mal gusto, que todo esté bien, que nada haya pasado y que la casa siga intacta como la había dejado. Aún a mis casi cuarenta, sigo pecando de iluso.

Media hora de carretera andado. El chófer ha v tenido que bajar la velocidad a 40. El trayecto está tan irregular que me sentía como si estuviera sentado sobre una lavadora en plena centrifugada. Mientras tanto, el sentimiento de impotencia y angustia siguen haciendo mella en mi cabeza.

Estoy recordando la vez que se metieron en casa de mamá. Ese día, no se perdió tanto. El conteo de daños solo arrojó la laptop de mi esposa, un monitor de PC y su sistema de sonido y el motor de una licuadora. Sentir que el santuario que representa la casa sea profanada, es una sensación desagradable. No creí tener que revivirlo.


Ya ha pasado dos horas más. Logramos cargar combustible y seguir en el camino. El auto se parece cada vez más a una máquina de coser, entre el ruido y la vibración anómala por culpa de las condiciones de la calle y también de la condición del medio de transporte.

Estamos como a hora y media de que oscurezca y la vía se torne exponencialmente peligrosa. Ruego a Dios poder salir de ese tramo antes de que oscurezca. También espero poder conseguir la casa intacta.

Después de todo. Cambiamos de un vehículo a un bus. Llego al temrinal, pago un taxi por 10$, una exageración que no me importó. Finalmente en casa, todo parece estar en orden. Antes de entrar, converso con una vecina que me cuenta todo lo ocurrido: es la casa de al lado y ocurrió ya hace días, pero que nadie se enteró. No sé cómo se pudo confundir una casa, una familia con otra. Pero como sea, respiro aliviado de que todo fue una señal de advertencia.

Finalmente entro a mi casa, viendo todo intacto en su sitio, salvo los desastres ocasionados por los gatos de la casa. ahora toca ver qué voy a hacer, pues está claro que no puedo no dejar la casa sola por el trabajo, pero algo hay que hacer para evitar dichas incursiones.

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miércoles, 12 de octubre de 2022

Sobreviviré a un apocalipsis?

Muchas son las películas que hablan sobre el fin del mundo, cada quien su manera según el tema de turno, que ciertamente es demasiado variopinto: desde epidemias, desastres naturales o causadas, zombies, guerra nuclear o invasiones por máquinas, extraterrestres o cualquier ente que se nos ocurra.

Cómo toda película, de una u otra manera los protagonistas sobreviven: algunos solo por suerte, otros gracias a su pericia y en algunos casos apelando al agravio del prójimo en beneficio propio.

De tantas películas, supongo que muchos ya se hacen la idea de que saben cómo sobrevivirán ante alguna de esas situaciones. Está claro que las estadísticas nos dicen lo contrario: solo toca revisar los números de la pandemia, el de los desastres naturales y de gente que simplemente sin necesidad de una catástrofe se entregan, en sentido figurado, al reino de los cielos.

Sigo pensando en que pudiera pasar y que no habrá como impedirlo. No es tanto el hecho de que ocurra, sino todos los planes que, por lo menos a mí, se estropearía. Para empezar, no tendría cómo reunirme con mi familia y lo más probable es que perdamos contacto.

Ellos están en otro continente. en un apocalipsis, viajes tan largos son imposibles, además sin saber si seguirían o no vivos. Tal vez, el hecho de querer encontrarlos, me motivará a seguir vivo, a no rendirme ni a desfallecer.

Ya eche algunos números. Estaría fácilmente medio año en el océano, suponiendo que logre conseguir un bote que vaya a 60 km/h, suficiente combustible para lograrlo y que los GPS aún sigan funcionando. Ahora que saque estas cuentas, si en verdad llega a ocurrir un apocalipsis, creo que mejor me pongo modo triste por siempre.

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miércoles, 5 de octubre de 2022

Recuerdos de un futuro inexistente

Hoy no quiero hablar de mi, de mis problemas , mis entregas mega atrasadas, quehaceres agobiantes y demás. Solo quiero dar rienda suelta a mi imaginación e inventar una historia, de esas que uno sueña y que por ello no tienen sentido alguno, hasta que te ocurre, como cuando sueñas que dejaste la bicicleta fuera de tu casa y, que cuando ocurre de verdad, te percatas que el sueño fue una advertencia.

Ahora la historia.

Que es el libre albedrío? Existe de verdad? O es solo una ilusión? Esa respuesta la puede conocer alguien, una persona que podría ver el futuro y que, en consecuencia puede modificarlo.

Pero. Cómo sería eso posible? Sí está persona no ve tan lejos, digamos que en una hora determinada ve lo que pasará las próximas 24 horas, que haría? Simplemente lo seguiría como si de una instrucción se tratase? O se atrevería a modificarlo, obteniendo un futuro distinto e incierto al que vio?

Esa persona es Bob una persona, tan común, tan corriente, tan del montón, que no sobresale en nada, se funde con la gente en la estación del metro en la hora pico, es una cara agradable, pero que se olvida de inmediato.

Bob en uno de esos días ajetreados, en donde tuvo que trabajar varios turnos seguidos, en dónde tomó tanto café que su cuerpo ya lo transpiraba, finamente puede ir a su casa. Al meter las llaves en la cerradura de su pequeño apartamento, una corriente recorre todo su cuerpo. "otra vez la electrostática, esto me pasa por comprar zapatos de seguridad baratos" exclama.

Cruza el umbral de su puerta. Se consigue con el desorden justo antes de abandonar su cuchitril hace tres días. Al cerrar la puerta, se ve a sí mismo limpiando el desorden, saliendo de compras, una mujer de rojo le llama la atención, un asalto a mano armada, un chico de gorra azul, el cajero recibe un disparo.... Las luces se apagan Bob está, en este instante, inconsciente.

Al despertar, mira su reloj, lo único que le queda de su esposa, una historia de amor que en este instante solo queda un personaje. Bob se da cuenta que estuvo horas tirado en el suelo. Aún sigue aturdido. No termina de asimilar o entender todo eso que vio. Era solo un sueño o era algo más? No le dió importancia. Vio su desastroso apartamento y no tenía siquiera espacio para echar su cuerpo a descansar.

Abre su maleta, su closet desde que alquiló este pedazo de apartamento. Lo unico que quedaba allí, porque todo lo demás estaba pendiente por llevar a la lavandería, era lo que soñó que llevaba puesto. De manera mecánica, precisa y automática empezó a acomodar su apartamento. Y es que, debo contarles, Bob solía ser una persona brillante, y como toda persona brillante también era ordenado, nada que ver con el Bob que les estoy contando, esa es otra historia.

Cuando Bob termina de acomodar y limpiar su apartamento, la panza le ruge pidiendo comida. En el refrigerador, no había nada, no siquiera agua para tomar. Toca revisar de nuevo en la maleta. Lo único que hay para salir, de nuevo es lo que soñó. Bob no cree en coincidencias, cree en causalidad, tal vez providencia, pero no coincidencias.

De camino a la tienda de la esquina, finalmente algo lo aterra: exactamente... La chica de rojo, exactamente como la del sueño. Un morbo se despierta dentro de el. Rememora con lujo de detalle lo que ya sabe no fue un sueño. Entra a la tienda. El chico nervioso de gorra azul, mira a todos. Bob lo reconoce y grita: "cuidado! Trae un arma!" El chico, completamente fuera de sí, sin saber que ocurre saca el arma, apunta a Bob. El sonido del disparo. Bob siente un cosquilleo en su panza. Hay sangre en sus manos. Cae inconsciente.

"Dónde estoy?" Bob pregunta. "En un hospital. Tiene suerte de seguir vivo. El disparo no daño ningún órgano vital. De hecho saldrá hoy mismo". Mira su muñeca. Un brazalete, con el número 606057. "Enfermera, no la estoy coqueteando. Pero soy como un especie de adivino. Que tal si escribe un número de 4 dígitos en su hoja y yo lo adivino". La enfermera, garabatea en una pequeña parte del historial. "Listo. Ya lo anoté" "1234" exclama Bob. La enfermera se echa a reir. "está claro que me equivoqué. Me diría que número anotó?" "2020, el año de la pandemia".

Bob vuelve en si. Abre sus ojos. Se da cuenta que está en un hospital. Su muñeca, el brazalete el número 606057. Bob sigue al pie de la letra lo que soñó, obteniendo exactamente el resultado esperado. Pero esta vez adivina el número: "2020, el año de la pandemia. Algún ser querido?" La enfermera le muestra el número anotado. Le responde a Bob asintiendo con su cabeza y sigue su camino.

Ya Bob está consciente que h adquirido un nuevo don. Lo que no sabe es que hacer con él. Volverse millonario? Salvar vidas? Ser un héroe? Un villano? O seguir siendo Bob? O tal vez volver a ser Robert? Cierra los ojos de nuevo. Solo quiere descansar.

Sueña de nuevo. Mejor dicho, empieza a ver el futuro inmediato.mira su reloj, entra a un casino con todo el dinero que tiene. Mira de nuevo su reloj justo las 9pm. Lo apuesta todo al 7 negro. Sale ganador. Recoge sus fichas y se va.

Bob despierta pensando en ese futuro. Sabe que es poco probable que atine a la primera. Entiende que este futuro es uno en el que ya tiene sus poderes. Se conoce muy bien. Miró el reloj para saber a qué hora caerá cula número en la ruleta. Significa que ya ha alterado el futuro. Se pregunta en dónde estaría de no tener los poderes. Le dan de alta.

Libre albedrío. Que hago ahora?

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sábado, 3 de septiembre de 2022

Cuando despiertas y ves en el televisor "contagio"

 Uno de los errores que cometí el día de hoy, fue encender la televisión apenas levantándome: me destrozó todo el buen ánimo que el día de hoy necesitaba. Reviví, a través de la película mientras desayunaba, todo lo que pasó en la pandemia: cosas malas como las muertes; cosas aún más malas como la inconsciencia o peor aún, la desinformación; pequeñas cosas buenas, como una familia más unida. Me dio curiosidad sobre el año que se estrenó la película: grande mi sorpresa cuando veo que era del 2011. En este momento, siento que los escritores hicieron muy bien, tal vez demasiado, su trabajo, pues predijeron con bastante precisión lo que pasó con el COVID-19 que, a todas estas, aún está allí.

No puedo evitar asociar todo lo que ocurrió en la película con lo que pasó, tanto a nivel mundial como a nivel interno. A pesar, de que se llevó a familiares, por poco me deja sin hermano, mis más hermosos momentos junto a mi hijo los pasé en ese tiempo. Lo extraño un montón, A veces pienso que jamás lo volveré a abrazar, me da miedo el hecho de que, a pesar de que me ve a través del celular todos los días, no me guarde en su mente como yo lo guardo a él. En todo caso, mientras sea feliz y pleno, creo que cualquier cosa valdrá la pena. Eso fue lo que me dije y le dije a mi esposa cuando emigraron, y sin importar lo que pase, no me arrepiento de esa decisión.

No sé por qué tardé tanto en escribir estas líneas. Quizás sea tantas cosas que me inundan la cabeza. Debo ponerlas en orden, debo ponerme en orden, debo poner las cosas en orden. El día aún es joven y aún se puede aprovechar.

El villano en nosotros.

 En muchas películas, relatos, novelas, el villano, que no siempre está presente, está personificado y que, por lo general, no es el protagonista, queda claro que ese es su papel.

A veces, simplemente no hay un villano en la historia: películas como "pasajeros", "la llegada"; quizás allá malas intenciones de algún personaje, pero no lo suficiente como para calificarlo de villano. En otras ocasiones, sobre todo las de suspenso o acción, el villano está oculto hasta casi el final: como Ozimandías de "Watchmen", como  Jon Voight en la primera "Misión Imposible"; con buenas o malas intenciones, pero villanos al fin, porque así la historia los posiciona. También hay villanos no personificados, como una catástrofe, un virus, zombies, en fin, algo o alguien a que o quien repudiar y que, en contrapartida, se pueda empatizar con los protagonistas.

Y que pasa cuando el villano es uno mismo sin saberlo, o lo que vendría siendo igual, que el villano sea el protagonista sin que haya vestigio de ello? y no me refiero al tipo antihéroe como "the Punisher", no como el profesor de "la casa de papel" que se está claro que, aunque son protagonistas, son los malos; me refiero a cuando de repente, después de varios sucesos, empiezas a armar lo que ha pasado y, te llega a la cabeza la conclusión inevitable: "yo lo provoqué, yo soy el malo de la peli, todo lo ocurrido es culpa mía..."

Doy gracias a Dios, que esta idea simplemente se me surgió, no es que aún me haya pasado. De hecho, espero no me pase y, sin en verdad soy el villano, que no me entere.  Estuve rebobinando en mi cabeza, si hay alguna peli o historia donde esta "epifanía" ocurre y, lo más parecido a ello, es una película que se llama "Predestinación", en donde, gracias a los viajes en el tiempo, simplemente nos deja claro que el libre albedrío es sólo una ilusión.

Otra película, que en el instante que escribo se me ocurre es "Pandorum", donde el personaje de Dennis Quaid es quien provoca todo el mal, pero que al despertar sin memoria, no lo recuerda, quizás algo similar a la película "Total Recall" en cualquiera de sus dos versiones.

Tal vez, esa introspección lo deberíamos hacer con cierta frecuencia, en especial los que ostentan cargos importantes y que cuyas decisiones afectan a muchos: poder darse cuenta en el instante en que se vuelven villanos y poder corregir el rumbo de las cosas, antes de que sea demasiado tarde.


sábado, 27 de agosto de 2022

Hoy llegó agua

El título, para quien lo lea desde otro país, incluso desde otra ciudad, no entendería cómo es que ya estamos acostumbrados a estar sin servicio de agua potable (solo de nombre, porque está lleno de barro y quién sabe que otras cosas más) por más de una semana. Apra está ocasión, creo que ya pasamos de las tres semanas.

Con su llegada a la casa, los planes cambian drásticamente: jornada de lavada, de limpieza, de recolección de agua, de filtración de agua... En fin, todo lo relacionado a ese vital líquido.

Esperemos que se quede por lo menos dos días más, que me permita recoger unos 100 litros más de agua filtrada y así poder resistir un poco mejor la siguiente sequía.

Y para cuando yo relea esta entrada, aún tengo trabajo pendiente por sacar. Pero allí vamos.

jueves, 25 de agosto de 2022

Un día más sin recaer

 El día de ayer, finalmente inicié mi primera lectura en la noche, justo antes de acostarme. Un manuscrito, que según fechas y cálculos datan de hace unos ocho o diez años. Creí que iba a leer bastante, pero la verdad era poco contenido escrito sobre muchas hojas.

En ellas, no vi a la persona que conocí. De todos modos, y sin importar lo que estaba escrito, de algo estaba seguro al hacer la irremediable comparación que todos, como seres humanos solemos realizar: mi vida, a pesar de todas mis carencias, sobre todo en el ámbito económico,  fue mucho más feliz que la del autor.

Tal vez esa misma carencia fue quien me forjó. Tal vez la justa y suficiente libertad, aunado a responsabilidades inamovibles desde mi adolescencia, me entrenaron. Quizás la extraña y peculiar resiliencia a la cual me acostumbraron desde pequeño, me hicieron inmunes a lo que llaman baja autoestima. Procuro ser humilde, admitiendo que no lo soy en las habilidades en las que particularmente sé que soy bueno, pero siempre con espacio para seguir aprendiendo, para darme cuenta de que el universo (dejemos al multiverso a la ficción) es suficientemente grande como para considerarlo infinito, mientras nosotros no tenemos ni el tamaño de un quark en una galaxia.

Dicho eso, parte de los objetivos del día de hoy, es conseguir más material de lectura, en papel blanco con letra negra (aunque la lectura de ayer, el papel tenía otro color). De algo estoy seguro: no voy a invertir dinero en comprar un libro, así que ya veré de donde obtengo ese material.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Sigo en pie

 Es extraño saber que conscientemente has tenido una recaída. Peor aún, saber que lo está causando y no tener voluntad suficiente para enfrentarlo. Hoy, intento retomar esa voluntad. Si bien el día aún está lejos de terminar, al menos estoy escribiendo y no recayendo.

Voy por el segundo plano de muchos que aún me faltan por generar, aparte del proyecto pendiente que posiblemente lo retome mañana al despertarme. Tengo que prepararme psicológica y logísticamente para el día de mañana, cuya mañana se esfumará en una larga espera en un banco. Tan sólo espero que la espera valga la pena, si se obtiene el resultado que se busca.

Aún me falta alcanzar los hábitos saludables para la noche. Esta mañana, alguien me aconsejó una lectura antes de dormir, el cual siendo sinceros no me convence. Extrañamente y como otra epifanía, conseguí un gran material de lectura, de puño y letra de alguien que no sabía que escribía. Me adentraré en su mundo a través de ese escrito, compararé ese ser interior con el que se muestra, lo compararé conmigo y veamos como irá el contador de felicidades y desventuras, de lágrimas y desconciertos, de perspectivas y de logros.

Aún hay temas pendientes por escribir. Voy a intentar dedicarle un tiempito para lograrlo.

martes, 23 de agosto de 2022

La primera recaída en 2 semanas

Hoy es uno de esos días en donde el ánimo y el estado emocional no ayuda en nada. Hay mucho por hacer todavía y sin embargo aún no me he puesto manos a la obra.

Hoy es la primera gran recaída desde hace dos semanas, en donde tenido el ánimo bastante bueno y no sé si la productividad era alta pero por lo menos me sentía bien, no como hoy que me siento pero recontra enfermo.

A pesar de todo, en cierto modo me alegra haber leído nuevamente sobre bk. Si bien son entradas antiguas, personalmente no recuerdo haberlas leído porque, de haberlo hecho, seguramente las hubiera comentado. Siendo ese el punto, quiero tener la esperanza de que ella haya leído mi correo o haya leído algún comentario y que, gracias a ello, pues se animó a publicar las entradas que creó pero que nunca le dio a publicar.

Una vez más, este donde esté, con quien esté, espero que haya encontrado la felicidad que tanto se merece. De mi parte pues tengo que ver la forma de animarme y volver este día absolutamente productivo.

domingo, 14 de agosto de 2022

Pendientes por redactar

 No tengo la meno idea de cuanta gente leerá este blog, aparte de mí mismo. En todo caso, creo que es buen lugar para refrescar conocimientos, serle útil a quien pueda leerlo y ciertamente me servirá para cuando necesite de consultar cosas. Dicho eso, varias cosas, ideas que sirven para publicar:


WORD: Estilos, referencias, índices y como no volverse loco en el intento: con unos documentos de un proyecto, esto lo puse muy, pero que muy en práctica. Viendo que los compañeros no están tan diestros en esta parte, creo que vendrá como anillo al dedo esta entrada.

  • Estilos
  • Referencias
  • Indices
  • Formatos y atajos rápidos.
  • el famoso cardtext. a más de un contador o administrador le encantará. Sólo que le falta el "millones", pero de allí para abajo funcionará perfectamente.
  • Los auto textos correctivos, en donde si hago cambio en un elemento establecido, estos se reflejan en el resto de las copias de esta.
EXCEL: Creo que no hay mucho para hablar, aparte de las tablas propiamente. Subtotales... quizás, mejor sería una combinación entre tablas propiamente y tablas dinámicas.

AUTOCAD: Aquí hay varios temas nuevos!! el layerstate, demasiado bueno, para poder alternar entre conjuntos de layers; ocultar y solo mostrar, útil para concentrarse en lo que realmente importa; bloques dinámicos, hay que chequear si ya tengo entradas sobre eso.

El día empezó hace rato y aún faltará mucho para que termine

 Una semana bastante productiva, considerando que ya he sacado varios pendientes, aunque ciertamente aún quedan muchos por sacar y ya tienen plazos vencidos. Pero al menos ya me estoy poniendo al día.

Desde que empecé la terapia de reorganización, aprovechando estas líneas para recordar lo que he hecho bien, lo que tengo que mejorar y lo que ciertamente estoy aún haciendo mal y debo corregir:

  • Lo que está bien:
    • Ya me puedo parar con ánimo y sin estar perdido, como si fuera un zombie.
    • Ya el día me está rindiendo mejor y me estoy diluyendo menos.
    • Ya mi capacidad de generación y concentración han mejorado.
    • Ya finalmente adopté algunos buenos hábitos.
    • Ya puedo dormir muy bien y levantarme con energía.
    • Ya me estoy alimentando más sano, comiendo a la hora y balanceado, dentro de lo que cabe. Al menos en comparación con mi vida anterior, estoy mucho mejor. Debo procurar mantenerme así.
  • Lo que falta por mejorar:
    • Sincerar las horas para dormir y despertarme.
    • Levantarme cuando suene la alarma. Ciertamente también debo sincerar la hora de esta.
    • Necesito retomar los hábitos previos a dormir. Ya algunos están, pero faltan otros.
    • Tengo que indagar más sobre al app trello, sacarle el jugo sobre todo para organizarme, usarlo como recordatorio y asistente. Así como mi motivador personal.
  • Lo que aún estoy haciendo mal:
    • Aún soy adicto a los juegos. Ni bien lo abro me pierdo. Así que debo evitar a toda costa abrirlo.
    • Cortesía de lo anterior, no estoy cumpliendo a cabalidad los hábitos de la noche.
    • Voy a procurar emplear la laptop, conectado al televisor, para poder moderar la noche.

lunes, 8 de agosto de 2022

Varias compras, varias terapias

 De nuevo, justo una semana sin escribir. Una semana transcurrida, con algunas cosas materiales nuevas: Lentes nuevos, para ver mejor: los anteriores tenían más de doce años que no los cambio, estaban excesivamente maltratados y ciertamente ya no se adaptaban a mi problema de vista; celular nuevo, pues él último, el que usé para escribir la entrada anterior, se volvió loco de la noche a la mañana. Desperdicié días reiniciándolo, que pareciera que había dado resultado, sólo para que se volviera a poner peor de lo que ya estaba. En fin, gastos grandes tuve la semana pasada.

Por otro lado, también finalmente me podaron los árboles que desde hace un año no lo hacía y simplemente le daban a la casa un aspecto sombrío. Finalmente la casa o al menos el exterior, finalmente luce un poco más decente.

De mi parte, pues intento adoptar un hábito tipo rutina. Eso lo estoy haciendo desde el viernes. confieso que tuve una ligera decaída entre sábado y domingo, pero sin terminar de abandonar el esfuerzo por mantener la rutina hasta que se vuelva hábito. Hoy si haré lo necesario para no recaer.

Hay mucho por hacer, (cuando no) escribo estas líneas para recordarme que es así, que en este instante que escribo decido ser feliz, decido estar ansioso por terminar cada cosa pendiente, y más que ansioso es disfrutar del proceso de desarrollar cada cosa y culminarla.

Ya sé que el título  no pareciera estar en consonancia con el mensaje, pero para mi, estas varias terapias, que estoy poniendo en práctica, cortesía de algunos videos de youtube, me están dando resultados. Realmente sé que así debe ser, pero me hacía falta como un especie de psicólogo o terapeuta que me echara las cosas en cara, que me enumerara lo obvio y así, viendo lo obvio, poder discernir lo demás.

Por lo pronto, nada de ver noticias, sólo terminar de tender trazados de tuberías para luego contarlas. 

domingo, 31 de julio de 2022

Escribiendo como método de Terapia

 Hoy, a diferencia de ayer, tengo mucho más ánimo. No es que desborde irradiando energía positiva a todo mi alrededor, pero por lo menos, estoy menos oscuro que el día de ayer. Avanzando, a buen ritmo con los pendientes que tengo, que si bien son muchos, los secciono  por pedazos y cumplo uno a la vez.

Mi tercera taza de café del día. Como estimulante ya hace rato que no me está haciendo efecto y me lo tomo más como ritual, como un pequeño momento de disfrute, mientras escribo estas líneas, más como una terapia, para evitar en la medida de lo posible el uso del celular. Empiezo a retomar esas ganas por escribir, primero cualquier cosa y quizás, con un poquito más de dedicación, en temas seguramente más concreto, más liberadores y hasta quizás más productivo.

Hoy finalmente me di la tarea de escribirle a Bk. Para quienes no la conozcan, ella es para mi todo un ejemplo de superación: me motivó a empezar a escribir, creo que ya hace ocho años. Seguí su blog como asiduo lector y hasta en algún momento compartí con ella en la creación de alguna historia ficticia, ciertamente muy alocada, cada quien desde su particular perspectiva, pero que para mi, fue muy satisfactorio.

Al sol de hoy, creo que ya son tres años que no sé nada de ella. Por mera casualidad, me topé con su correo en una de las entradas y le escribí. La verdad no espero mucho como respuesta, creo que un "estoy bien", me basta y me sobra para saber que esa persona, idealizada en mi mente, pues sigue allí.

Aclaro: las entradas de ayer, ciertamente las escribí con el celular, debo confesarlo. A lo que me refiero con dejar de usarlo es a entretenerme insanamente con él. Viendo un video sobre que el aburrimiento es bueno, estoy viendo en este fin de semana, más epifanías de los que he  visto en más de un año. Sólo falta poder identificar de qué se trata, antes de que Dios me de una esas cachetadas que arrancan dientes.


sábado, 30 de julio de 2022

Apocalipsis de que tipo?

 Sabiendo que los recursos del planeta de este año ya lo tenemos agotado, que la viruela del mono anda suelto, que el calentamiento global lo tenemos que arde y, para completar los males, tenemos a los egos gobernantes pretendiendo compensar su falta de cualidades con amenazas militares, todos a escala global. Pareciera que más tarde que temprano, tendremos un apocalipsis servido.

No sé cuántas películas lo vaticinan, pero ciertamente hay varias que nos sumergen en ese mundo post-apocaliptico: el mundo de agua, cortesía del calentamiento global; mad max, el libro de Eli, cortesía de una guerra nuclear; soy leyenda, 28 días, los 12 monos, y toda película de zombie, cortesía de una pandemia incontrolable (creo que esto último, cae en redundancia, pues una pandemia controlada creo que dejaría de serlo...)

Cuántos sobrevivirían a un apocalipsis real, sin importar el tipo? Seré yo uno de los sobrevivientes? Cuál sería mi propósito si llegase a ocurrir? Buscar a mi familia? Simplemente vivir cada día que se pueda? Buscar sobrevivientes, organizarlos e intentar restablecer algo similar a una civilización, antes de que nos matemos los unos a los otros? 

No quiero tentar a Dios. Siempre he estado de acuerdo a que él responde muy frecuentemente de manera muy contundente, pero en este momento tan oscuro que estoy atravesando a nivel emocional, ni siquiera sé si, en el caso de que ocurra, pueda conseguir las ganas de sobrevivir.

Por cierto! Deje por fuera, las pelis de invasión alienígena! Están las tipo "dia de independencia", similar a la de "oblivion"; está la de "invasión" de Nicole Kidman o "la huésped", con una invasión mucho más...mejor dicho, menos apocalíptico, pero a sabiendas de que uno perderá su alma en el proceso, la palabra sutil no entra al caso.

Recuerdo una anécdota que nos contó la profesora de historia universal, una tesis rechazada por una sola palabra: sutil. La razón, porque no existe una guerra sutil. Ciertamente, ninguna invasión, a ninguna escala, lo es.

Así de oscuro están mis pensamientos, mis emociones. Y para rematar, el único canal decente que tengo por la tv de suscripción, están pasando anabelle 3. Solo falta una mano tenebrosa posandose sobre mi hombro.

Un dia oscuro

 No es literal. Estando en Maracaibo, una ciudad donde el protagonista es el sol, sin una sola nube en el cielo, la oscuridad literal estará absolutamente espantada hasta que caiga la noche, que también estará lejos.

No ocurre lo mismo con mi estado de ánimo. Estoy plenamente consciente que hay mucho por agradecer, mucho por lo que seguir luchando, mucho trabajo por cumplir, muchas sueños por los cual levantarse y pelear. Sin embargo, hoy, siento que la vida no vale la pena, siento que estoy absolutamente sólo, desvalido, listo para sumirme en la oscuridad.

Sigo aquí, me levanto y tomo la bicicleta para ir sin rumbo a no sé donde. Llego a una venta de quesos, buscando algo que me alegre, pero casualmente se agotó. Nuevamente vago sin rumbo y llego hasta la pizzería donde espero que, aprovechando que tengo para darme ese gustazo, comerme una pizza que me ilumine lo que queda de día. Esta pizzería me trae buenos recuerdos, junto con las aventuras y desventuras que tuve junto a una compañera de trabajo, que por todo lo que hemos pasado, nos hemos convertidos en prácticamente hermanos.

Extraño a mi bebé, convertido ya en todo un niño. Ese debería ser un gran motivo para despertarme, y luchar por poder reunirnos nuevamente, pues separados por todo un océano, ciertamente hay que hacer algo más que solo rezar y esperar un milagro. Aun así, hoy despierto sin realmente querer hacerlo.

Comerme la pizza, debo confesar, me alegró un poco. Pero fue solo algo muy temporal, que duro mientras masticaba. Tras empacar lo que quedó, subo nuevamente en mi bicicleta a pedalear sin rumbo. Por inercia, emprendo mi vuelta a casa, casi en piloto automático, sin ganas de regresar, sin ganas de enfrentar la realidad. 

En el camino, me topo con una pareja de ciclistas. Me animo a seguirles en su camino alejándose de mi casa. Epifanico fue cuando vi que llegamos a una sociedad de alcohólicos anónimos. No es que sea ebrio, pero si tengo una adicción, una que posiblemente me esté causando este sentimiento tan oscuro, tan negativo. Algo que mi mamá, en paz descanse, acuñó su término: "romper la cordura del corazón". Algo parecido al capítulo de los simpsons donde bart pierde la habilidad de reír, aunque por motivos distintos al mío.

Espero algún día volver a leer esto y reirme, incluso poder burlarme de mi mismo, por ser tan inútil que no puedo siquiera salir de este círculo vicioso. Quiero tener la certeza de poder reunirme con los dos seres que mas amo en este mundo, refiriéndome a tener fecha para ello. Hoy me acuesto, sin una risa en mi rostro, sin un camino claro frente de mi y aun peor, sin ganas de caminarlo. 




jueves, 5 de mayo de 2022

Escribo de nuevo

Quiero, en vez de hacer cualquier cosa, escribir una vez más, para recordarme que sigo vivo,  y que aún hay mucho por hacer.


Muchas llamadas por atender el día de hoy, algunas me permitieron hacer cosas, otras, simplemente requirieron de mi atención absoluta. Parece mentira el tiempo que hoy gasté atendiendo llamadas, todas estrictamente profesionales, claro está, con el toque de compañerismo y camaradería que conlleva.


Por ahora, tengo pendiente esta misma noche hacer algunos ajustes a la bici, que ya le toca un mantenimiento mayor, pero por ahora sigue funcionando y hay otras prioridades. Por otra parte, también hay cosas que hacer en la pc. Pero primero, como siempre dice "la máscara", vamos a comer, que ya es hora de cenar, cosa que lo confirma mi sistema digestivo.  

Promesas y más promesas

Tengo demasiado tiempo sin escribir, demasiado tiempo sin comprometerme a ello, así como a otras muchas cosas. Tengo tantas que decir, que decirme, que prometerme y que cumplirme, poder leer esto el día de mañana, y poder decir con satisfacción que cumplí mis metas o mirar con reflexión y pensar en cómo alcanzarlas.

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La visión de un hombre araña.

 En mi opinión, no hay mejores películas de hombre araña, que la primera (me refiero a la de Tobey Maguire, dirigida por Sam Raimi, porque hubo una antes de esa de producción japonesa, información cortesía de youtube) por muchas razones: la esencia de la película, la reflexión que nos invita el personaje, su soundtrack.

Me imagino a una persona cualquiera, parado en el borde de la azotea de un rascacielos. Nadie en su sano juicio lo hace y, lo más probable, es que simplemente quiere dar un paso más, porque su vida ya no tiene sentido. Pero lo mismo no ocurre con el hombre araña, ese borde, ese abismo, ese paso que es más bien un salto, es el inicio de su acción: él no mira ese abismo como el fin, como el escape al mundo asfixiante, sino más bien su inicio, su llamado a actuar.

Reflexiono sobre eso, porque, en más de una ocasión, me he sentido estar en ese borde cual mortal y ahora que lo pienso, realmente puedo en vez de dar un paso, dar un salto y, en vez de arrojarme al vacío, lanzarme hacia una nueva oportunidad. Si una vida tan trágica como la del hombre araña, puede ser motivo de inspiración, por qué nosotros tenemos que autocompadecernos en vez de inspirarnos a nosotros mismos y a otros, tal cual como un héroe.

Promesas:

Debo prometerme en ser más disciplinado, en seguir hábitos saludables y en escribir al menos una vez al día, por la salud mental y psicológica, salud!!.

Debo ajustar mi vida a temporizadores, a aprender ser más eficiente con el tiempo. Todo eso, sin descuidar que tengo a una persona, corrijo, dos personas que amo, y que si bien están al otro lado del charco, debo comprometerme a reecontrarnos.

Y ahora como lo llamo??

En un principio, le decía a mi bebé bodoque, obviamente por la era del hielo. Luego y así se quedó, le empecé a decir piojito, pues porque era mi piojito. Ahora, que ha crecido y que tengo tiempo sin poder abrazarlo, sin poder compartir con él, sin poder jugar pelota, al caballito, a tantas cosas que, en cortesía de la pandemia, pude compartir con él, pues el tiempo en casa sobraba, y son de esas cosas que le doy gracias a Dios por ello.

Como dije, para piojito, ya no tiene tamaño, así que, ¿Cómo lo diré? ¿Por sus iniciales? ¿Le diré spidy? (es fanático del hombre araña, como alguna vez fue su papá) no lo sé. espero poder averiguarlo pronto. Mientras, toca levantarse de la pc, hacer cosas, y hacer del tiempo productivo.