miércoles, 13 de agosto de 2014

Benditos puntos y comas.

Tenía pensado otro título, como "los hijos de..." o "los cesareados..." pero quiero evitar censuras, al fin y al cabo, supongo debe entenderse a la perfección el sarcasmo asociado.

Para los dedicados a la literatura, ambas cosas tienen su uso muy específico, algo que ellos saben aprovechar. A nivel de programa, la mayoría proviene de Gringolandia, (al menos los que yo uso), y por tanto, el lenguaje oficial de mi laptop de trabajo es Inglés de Estados Unidos. Eso significa tres cosas: fechas, invertidas (primero el mes luego los días), los puntos son para decimales, y las comas para los miles.

Excel es lo suficiente inteligente para hacer los acomodos de manera inmediata cuando se cambia de un lenguaje a otro, algo que suelo hacer. Hasta el día de hoy, cuando una tabla a la que le dediqué dos días de trabajo, para reducir a cero los errores y automatizar conteos en una tabla que la usarán por más de un año, casi echa por suelo mi reputación.

La razón fue el abuso de comandos de búsqueda y concatenación. En las búsquedas los decimales los decimales se precisaron con puntos, pero al fin y al cabo eran texto, cosa que el Excel no entendía. En la o las computadoras en donde se ejecuta dicho archivo, estaba en español, por lo que los decimales se expresaban con comas, y ayayai!!! Cero coincidencias. Tres segundos bastaron para detectar y corregir el error, nada que “buscar y reemplazar” no resolvieran. Ahora sí, la tabla le funciona al jefe a la perfección. Soy un genio! Era broma, sólo imito a un personaje, que en definitiva no era un genio. 

Moraleja: Cuiden los puntos y las comas, tanto en los programas, como en los escritos. No querrán que por una cola, de más o de menos (la diferencia visual entre un punto y una coma, les arruine el día, el significado de lo que quieren expresar, o convertirse en el hazmerreír de los demás, como suelen hacer los disque artistas.

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