miércoles, 6 de agosto de 2014

Acto VII

Visitando a la bibliotecaria, a velocidad aparatosa

“Ltenio, el Capitán te solicita en el puente”, me dice Beka mientras aparece en el holotanque del hangar. “Dile que voy enseguida”, con un evidente tono de pereza. Al llegar, veo al capitán con el ceño fruncido, como normalmente lo encuentro. “Capitán Guille, Ltenio reportándose”. – “Deja las formalidades”, me interrumpe, “Requiem es un lugar peligroso y desconocido para nosotros. Le costó el puesto al Capitán Del Río y la reputación a Lasky y a Palmer. Quiero que vayas con toda la ayuda disponible. Beka, estás lista?”. Beka, dirige su mirada hacia mí. “Ltenio, al fin saldremos de paseo”, dirige su mirada hacia el capitán. “Estoy lista Guille”. Su imagen desaparece del holotanque. El capitán extrae la matriz. “Ltenio, tráela de vuelta a toda costa y como sea. No es una orden, es un favor que te pido”, me dice mientras la entrega en mis manos. Sostenido la matriz con mis manos, le respondo: “Según el Protocolo Cole, ninguna IA debe ser destruida ni capturada. M encargo de que el protocolo se cumpla y que ella regrese”. La inserto en la interfaz para tarjetas del casco y me la coloco. Siento el singular “clic” de la sujeción y la presurización del sellado. La interfaz visual se despliega y veo a Beka en pantalla. Escucho en el altavoz del traje: “Guille, dejé todas las subrutinas necesarias para facilitar el control manual de la nave” – “Ve, y concéntrate en la misión, de la nave me encargo yo”. “Señor, cuando volvamos y estemos en el año correcto, jugaremos un partido de fútbol”. – “Hecho, y luego nos tomamos un par de cervezas”.

La Serenity se coloca en posición, cerca del planeta – escudo, pero lejos de su campo gravitatorio. Nuestro pelican deja el hangar y se dirige a la entrada de Requiem. Sentado en el asiento del copiloto, veo a esa extraña esfera de metal gigantesca. Sin una pizca de vida, como si de un asteroide estilizado se tratase. De repente, un rayo de color anaranjado nos alcanza. Una estela se ve recorriendo todo el interior de nuestro transporte. Luego, se ve en la parte frontal de la inmensa esfera unas enormes compuertas abriéndose. El pelican, empieza a entrar desde el espacio abierto dejado por el abrir de las compuertas por una fuerza gravitatoria que hasta hace poco no estaba, justo como esperábamos. El Pelican se desliza dentro del planeta, y desde el interior, se observa un ambiente completamente distinto; un cielo azul con nubes, un sol radiante y de un tamaño que no coincide con el que está afuera del planeta. Desiertos áridos en una zona, océanos azules en otro, desde lejos se observan montañas cubiertos de nieve, áreas verdosas que parecieran ser bosques o tal vez selvas. Aún sigo sin comprender, como una raza puede poseer tal capacidad de cubrir un planeta entero con un escudo de metal de kilómetros de espesor, proyectar un cielo tan hermoso dentro de él, y permitir vida en su interior.

“Tenemos un problema. La fuerza gravitatoria es demasiado fuerte para los impulsores del Pelican, a duras penas puedo mantenerlo estable, pero no puedo zafarme”, dice el piloto, la teniente Claudia. – “desvía toda la potencia posible hacia los motores principales, y redirige los impulsores elevadores hacia atrás, si logramos zafarnos, estabilizaremos con lo que podamos”, dice Beka, utilizando el altavoz del traje. _ “Eso intento, pero no nos estamos moviendo lo suficientemente rápido, a esta velocidad llegaremos al suelo antes de poder salir del campo”. – “Sólo necesitamos un empujón, elimina los seguros de sobrecarga y triplica la potencia”. – “Pero eso, freirá los motores!, no tendremos nada para estabilizar la nave, caeremos como una piedra!”, - “Caeremos en caída libre, mejor que a… 15Gs”. De repente, un tirón hacia atrás. Mi espalda se pega al asiento como si me siquiera tragar vivo. Dos estallidos casi al unísono se escuchan. “Los motores se echaron a perder, incluyendo los elevadores. Mayday, Mayday, Mayday, Pelican Bravo Cinco Uno, sin impulsores y en caída libre”. Era un grito al vacío. hay una grave interferencia radial dentro del planeta, que nos impide comunicarnos con la nave. Lo sabíamos, según el informes, el Spartan 117, conocido como Jefe Maestro, liberó sin saber al Didacta, al tratar de contactar con la Infinity para su rescate, en un intento por eliminar la interferencia que en este instante nos está afectando, y que por esa misma interferencia la Serenity está posicionado tan lejos del planeta.

“Teniente Claudia, ya estamos fuera del campo gravitatorio?” – “del proveniente del pozo gravitatorio, sí. Pero aún nos queda la gravedad innata del planeta, y sólo tenemos dos paracaídas…” – “Qué! Sólo dos? Como que no pensaban en transportar gente o qué?” Beka nos interrumpe: “Los Pelicans son básicamente para transporte de provisiones, además son extremadamente confiables. No se prevee el que no puedan aterrizar en una pieza”. – “Bueno, todos los días, se aprende algo nuevo.” Tomo uno de los paracaídas y voy hacia el compartimiento de atrás. “Maestro, su fe le permite lanzarse a unos 1.500 metros de altura y llegar al suelo sin un rasguño”. Jesús me mira con cara de asombro y luego vuelve a su actitud sereno y calmado, “Interpretaré su expresión como un sí. Doctore Lena, el paracaídas es para usted”. – “Pero si jamás me he lanzado en uno!” – “pues hoy es su día de suerte, este será su primer salto”. Entre sofi y yo, le colocamos el paracaídas, mientras le enseñábamos los pasos que tenía que seguir. “Teniente Claudia, el otro paracaídas es para usted. Avísenos cuando estemos a la altura correcta para saltar”. En tan sólo unos segundos, “listos para saltar, en tres, dos, uno, ya!” Levanto en mis brazos a la Doctora Lena, y doy un salto para alejarnos lo más posible de la nave. Jorge, hace lo mismo con Jesús. – “Doctora, la voy lanzar para alejarla de mí, ya sabe, cuando la aguja marque en verde, tire de la cuerda” – “Pero y ustedes?” – “despiértenos cuando llegue a tierra, bueno, al piso”. Trascurrieron otros segundos, y el paracaídas de la doctora se despliega, al igual que el de la teniente. Mientras vemos como ellas ascendían, mejor dicho, como nosotros íbamos al encuentro apresurado con el suelo. Dios, creo que esto va a doler. El traje y el escudo de fuerza deberían de absorber gran parte del impacto, nuestro huesos tratados deberían de mantenerse intactos, pero sin lugar a dudas, va a doler. Veo el suelo acercarse a mí, ya está enfrente de mí, ya…

“Ltenio, Ltenio, estas bien?”. Escucho a Beka gritándome. “Juro, que no vuelvo a beber, no vuelvo a beber” – “Pero si eres abstemio!” – “igual, no vuelvo a beber, no vuelvo a beber”. Me levanto del suelo, con todo el cuerpo adolorido, y el mundo dando vueltas frente a mis ojos. Tardé un poco de recobrar completamente la consciencia y darme cuenta del entorno que nos rodea. Me levanto del suelo, con el cuerpo aún adolorido, pero sorprendentemente puedo moverme sin mayores inconvenientes. Echo un vistazo a mi alrededor, y veo a la Doctora Lena, a la teniente Claudia, a Jesús y al resto de mi equipo acercarse desde puntos distintos. Todos estaban bien, al menos de una pieza. “Están todos bien?”, pregunto. Sofi me responde con un tono sarcástico: “si con bien te refieres a que estamos de una pieza, pues sí. Lo que sí es que pareciera que me hubiese aporrado un Brute” – “Así estamos casi todos. Vayamos al Pelican, a ver que nos quedó de armamento y munición que aún nos sirva, y luego vamos a buscar a la bibliotecaria”. De repente, veo a Jesús extender sus manos. Murmuró algo que no entendí, pero absolutamente nada, y como por arte de magia, todo el dolor de mi cuerpo desapareció. “su fe es extraña, fuerte, pero extraña. Tienen fe suficiente para levantar montañas, pero no conocen el amor que les tiene mi padre”. – “Maestro, lo que profesas funciona a la perfección en tu era, pero 2560 años después, muchas cosas se olvidan, a otras le restan importancia. Yo personalmente soy de los que no oran pero ni un poquito, pero sé que está allí alguien velando por nosotros, y según sé, nos dará lo que necesitamos sin pedirle, y nos negará lo que no es para nosotros, aunque le roguemos, eso lo digo por mí, los demás, allá ellos, Y gracias, por quitarnos de encima el dolor”. – “Ltenio, creo que has sido muy drástico con El Maestro, pudiste haber sido más… diplomático”, me dice Beka desde mi auricular. "Él sabe leer la mente, y sabe exactamente lo que le quiero decir”. – “Así es hermano mío”, contesta Jesús. “lo ves? Tal vez deberías hacer tú la prueba, a ver si puede leerte la mente”, Beka, se sonroja. “Transpondedor del Pelican localizado a 2 kilómetros hacia el norte, marcando zona de impacto, señales amigas, y señales enemigas”. Varios puntos rojos rodean la nave. Nos espera una grata bienvenida al encontrar la nave.

Nos acercamos sigilosamente hasta las cercanías de lo que queda de la nave. Unos robots humanoides, con cuerpos de escarabajo, brazos y piernas alargadas, de armaduras cromadas con piel brillante color azul, como de dos metros de altura, husmean la nave. Son prometeos, una especie de “nativos” robóticos de este planeta. Eran humanos antiguos, de más de cien mil años de edad, convertidos en IA por el Didacta, y esclavizados en esos cuerpos robóticos para luchar a sus órdenes. Ya no guardan rastro de su humanidad, sólo son robots que actúan como robots y que procesan con redes neuronales humanas. Estaban acompañados por otros robots más pequeños, de aspecto felino, andaban en cuatro patas, y tenían una cola, cuyo extremo terminaba en una especie de arma laser. El enfrentamiento duró poco. Unos cuantos disparos, unas granadas. Balas certeras y explosiones en los lugares adecuados, los hicieron desintegrarse, tal y como decían los informes que ocurren, pues eran luz sólida con armadura (sigo sin entender cómo es que la luz puede solidificarse, no me imagino un bate de luz sólida). Nunca llegué a creerlo hasta el día de hoy.

Contemplo intacto el vehículo todo terreno que traíamos enganchado a la nave. “Vaya! el Jabalí está intacto!, ya no tenemos que andar más a pie. Sí que son buenos estos bichos, ni un celular raspa-hielos aguantaría un golpe así” – “un qué?” pregunta la Doctora Lena completamente desconcertada. – “un celular raspahielos!. Año Mil Novecientos noventa y pico, los celulares tenían el tamaño de un raspa-hielos, esa herramienta para hacer cepillados…”, me mira aún más desconcertada, “luego lo busca por internet”. Tras reagrupar las armas y municiones, nos embarcamos en el jabalí, con la teniente Claudia como piloto, Sofi como copiloto, Mientras me encargo de la artillería Jorge y Lucho iban colgados a los lados, para que la Doctora y el nazareno fuesen en los asientos traseros. y así seguimos nuestra travesía.

Al fin llegamos. Aunque nunca habíamos visitado a Requiem, los informes detallados y precisos de la nave Infinity nos fueron de gran ayuda, Un grupo formidable de Prometeos y gatos al frente. Dejamos al nazareno y a la doctora en un lugar seguro, alejado del que pronto será el campo de batalla. Avanzamos con violencia, la ametralladora en mi mano no paraba de escupir balas, la Teniente Claudia realizaba maniobras evasivas cuando se veía rodeada y atropellaba a los que se descuidaban. El resto del grupo tampoco se quedaba atrás. Jorge realiza disparos certeros con su rifle francotirador, a pesar de los abruptos acelerones, bruscas frenadas y violentos cruces. Lucho repartía granadas cual vendedor de periódicos en las películas americanas.

Una vez limpiado el terreno, regresamos por los que dejamos atrás. Nos internamos en el enorme edificio. La última parte del trayecto, lo tuvimos que recorrer a pie, pues eran pasillos angostos. Llegamos. Frente a nosotros, una extraña estructura en forma de aros. Una especie de consola frente a ella, sin mandos, sin teclas. La Doctora Lena se acercó y de repente una especie de teclado holográfico se proyecta. “Ltenio, debes insertarme en la consola para poder activar el portal”. Extraigo la matriz de Beka de mi casco, y se la entrego a la Doctora. En el panel, aparecen una gran cantidad de símbolos en lenguaje forerunner, lo deduzco, porque no entendía absolutamente nada. De repente, Una luz cegadora nos nubla la visión, fue tan rápido, que los visores de los cascos no pudieron adaptarse a tiempo. Levanto mis pistolas sin saber a qué apuntar, esperando algún sonido, algún impacto. Al disiparse la luz y volver la visión, la vi. Allí estaba, frente a nosotros. La Bilbiotecaria, o al menos lo que queda de ella, pues era la IA de ella misma antes de sacrificarse para estar con sus seres preciados, nosotros, en los últimos momentos de la primera gran extinción. 

“Bienvenidos sean. Soy la bibliotecaria. Ustedes no deberían estar aquí, al menos no tan pronto. Los dones en ustedes aún no deberían haberse desarrollado tan rápido como abandonar su planeta. Pero, si varios de ustedes corresponden, aunque ni tú Jesús, ni tú Ltenio, deberían de haber dejado la Tierra.”

“Señora, soy Lena, Lena Katina, Jefe científica de la nave Serenity. Tras entrar al desliespacio de regreso a la Tierra, al parecer viajamos atrás en el tiempo, llegando a esta época. Queremos regresar a nuestro tiempo, el año 2560, pero no sabemos cómo, por eso hemos llegado aquí, en busca de respuestas”.

“Las respuestas las sabe Jesús, Su Don se ha desarrollado completamente. Es capaz de conectarse con el dominio, permitiéndole ser omnisciente, e incluso tener poderes más allá de la lógica, aunque sea un simple humano. El dominio le ha enseñado lo que necesita saber y lo que necesita enseñar. Jesús, ya sabes lo que debes de hacer, ¿no es así?”

Jesús asiente la cabeza, ante la pregunta de la Bibliotecaria. No entendí muy bien. ¿Qué es eso del “dominio”? ¿Quizás alguna especie de fuente de información? Tiene sentido, si es algo muy avanzado para nosotros, le sería más fácil interpretar como padre. Pero si el espíritu santo no existe, ¿Qué embarazó a la madre de Jesús? ¿Hermafroditismo, tal vez?

“Ltenio, ¿Estás bien” me pregunta inquieta la doctora. “Sí, sólo que aún no escucho lo que quiero oir, cómo regresar a casa”. La Bibliotecaria prosiguió con su explicación:

“Los viajes en el tiempo están prohibidos por las enseñanzas del “manto de responsabilidad”. Pero ustedes lo realizaron sin querer, así que es justo que vuelvan. Su IA Beka ya tiene las coordenadas para la apertura de la brecha desliespacial, pero Jesús debe quedarse para conectarse con el dominio, y readaptar los parámetros de la brecha para enviarlos de regreso a través de la señal de interferencia que mi marido está usando y usará para liberarse de su prisión.” 

Se refería al Didacta, responsable del incidente de New Fenix en la Tierra, en el año 2557. El jefe maestro lo liberó sin saber que era una trampa, al intentar comunicarse con la Infinity para su rescate. Sabíamos qué no hacer, y qué no tocar para dejarlo donde está, pero aún no sabía cómo regresar a la nave. Ya sabemos cómo regresar a casa, pero no podíamos comunicarnos con la Serenity por culpa de la interferencia. Vemos a la Bibliotecaria desaparecer. Toda la habitación vuelva a la normalidad. La Doctora Lena extrae la matriz de Beka de la consola. Jesús extiende su mano, pidiendo amablemente la matriz. La Doctora Lena duda por un instante, no sabía lo que pretende el nazareno. Sin embargo, en un acto de fe, se lo entrega. 

“Beka, aunque sin un cuerpo que te sostenga, tienes un espíritu, un alma concedida por la gracia de mi padre. Háblale al Capitán Guille, a través de la gracia de mi padre, lo único que necesitas es fe para hacerlo.”

La matriz de Beka brilló con una intensidad anómala. De repente su voz inunda toda la habitación. 

“Capitán Guille, aquí Beka. Código de autenticación Tita-Tita-Mambrú-Málaga. Solicitamos Extracción en pelican. No crucen el horizonte hasta dentro de dos horas. Repito, no crucen el horizonte hasta dentro de dos horas. Hay un campo gravitatorio de alta intensidad que debemos desactivar primero”.

“Beka, ¿Eres tú? Pero, ¿Cómo es posible? Esto no puede ser mi imaginación. El código de autenticación es confidencial, ni siquiera lo sé yo, pero está en la red neuronal. Un pelican estará con ustedes en dos horas.”

Ahora sí, no vuelvo a beber. Acabo de escuchar la voz del Capitán en la habitación. Todo el mundo está tan asombrado como yo. Todo el equipo se han quitado los cascos para conseguirnos con las miradas atónitas. 

“Muy bien equipo, es hora de moverse, tenemos un campo gravitarorio que desactivar en menos de dos horas, no hay tiempo que perder”. Jesús me entrega la matriz. La inserto en el casco y me lo pongo. El resto del equipo hace lo mismo. Partimos a toda prisa hacia el jabalí. 

Llegamos al pozo. Beka me indica que la extraiga y la inserte en la consola cercana al gigantesco pozo, que más bien debería llamarse cráter gravitatorio. Veo su holograma proyectarse. No entiendo por qué la insistencia de las IA en proyectarse. ¿No deberían invertir los recursos para proyectarse en tareas más importantes? Ha de ser porque es un ínfimo porcentaje de recursos los que necesita. Así que tienen para presumir.

“Ltenio, ¿ves ese proyector de luz sólida, arráncalo nos lo llevaremos, aquí no hará falta, pero no se lo entregues a nadie”, me dice Beka mientras señala con su dedo fantasmal la ubicación del proyector. Tenía el tamaño de un balón de futbol. “Ya voy Beka. ¿Cómo va la desactivación?” – “Está casi listo. Estoy programando su reactivación y el cierre de las compuertas para cuando nos marchemos”. La Doctora Lena no para de pulsar botones en el teclado holográfico. Parecía saber muy bien lo que hacía. Mientras tanto, voy y arranco de un solo tirón el proyector. 

Pasaron las dos horas, en el cielo, vemos las luces parpadeantes de un pelican descender. Aunque iba rápido, no venía tan estrepitoso como lo hicimos nosotros. Eran muy buenas noticias. El campo gravitatorio estaba desactivado.

“Beka es hora de irnos”, exclamo con alegría. Pero la veo, su rostro, tenía un aspecto de muy cansada, sus ojos se cerraron. La vi desplomarse y luego desapareció,

“Tranquilo, Ltenio”, dice la Doctora Lena, “se saturó con toda la información que extrajo. Por eso está bloqueada. Ya todo está hecho. Una vez en la nave, y descargada su memoria en los servidores de la nave, volverá a su estado normal. Toma, guárdala”.

En un instante el pelican descendió sobre nosotros. El regreso fue muy tranquilo. Tras cruzar el horizonte, y contemplar la negrura del vacío del espacio, vimos como las compuertas empezaron a cerrarse hasta impedir que el último haz de luz saliera.

Llegamos a la Serenity. Todo pasa a una velocidad imposible de describir. La matriz de Beka están en su lugar. Beka no aparece, pero sí las coordenadas. La brecha se abre. La voz de Jesús inunda el puente.

"Bienaventurados los que tengan fe. Finalmente me reuniré con mi padre a su derecha. A ustedes les veré después".

Le vemos en el puente. allí estaba. tan real como de carne y hueso, no como las holoproyecciones. De repente desaparece, seguido de una enorme sacudida.

"Capitán, entramos a la brecha, pero está colapsándose. Lo único que lo mantiene abierto son... nuestros escudos. Si llegan a ceder, partirá la nave en mil pedazos".

"Eso no pasará. Siga adelante. Salgamos de esta brecha, y estaremos en casa".

Luego de un tiempo que parecía ser infinito, multiplicado por las sacudidas de la nave, al fin salimos de la brecha. Las pantallas se llenaron de ciertos de mensajes provenientes desde todos los rincones. Finalmente llegamos a casa. Pero aún faltan cosas por hacer: Despertar a Beka, comer un poco porque tanta emoción me dio hambre, y lo más importante: que hacer con el proyector de luz sólida que Beka me ordenó arrancar? Cuando despierte en el siguiente capítulo me dirá. 

2 comentarios:

  1. Me he partido de risa cuando pretendías tirar al pobre Jesús de la nave sin paracaídas.

    Está muy interesante. ¿Para qué queremos el proyector de luz sólida?

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    1. Para qué quieres tu el proyector. En la historieta nunca me dijiste que relación tenías con el Capitán. En el holotanque, la imagen tridimensional está escalada, midiendo sólo unos 30cm de alto, y es solamente eso, un holograma, impalpable. etéreo. Yo supongo que querrás "materializarte". La Doctora Lena está ansiosa por analizarlo, pero está encerrado en mi cuarto bajo llave. Me amenaza con no sé que protocolo, pero cuando se mide dos metros de alto, con fuerza y velocidad suficiente para levantar o perseguir un auto, no hay mucho protocolo que valga. (lo de las super-cualidades no los inventé yo, está descrito en la novela que acompaña al juego).

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