Mi primera computadora la compré
con el sudor literal de mi frente en el año 2000 (trabajaba en una venta de
víveres, en un lugar donde la sensación térmica alcanza fácilmente los 50 ºC
durante todo el año). Word 97. Mi hermano, me dice: “lo bueno, de redactar a
computadora, es que escribes como loco, le das tecla hasta que te salgan
ampollas, luego acomodas a tu gusto”. Una verdad para mí hasta que tuve que
pasar en limpio una tesis de casi 100 páginas y con más de 20 puntos a tratar.
En mecanografía me defiendo bien, con los ochos dedos que uso y la barajeada a las teclas. Lo que uso habitualmente en Word lo hago por teclado. Lo complicado: la tabla
de contenido de la tesis, con los punticos y números de página, los cuales van
cambiando conforme se agregan páginas por una u otra razón; referencias de
algún punto en específico, indicando la página. En resumidas cuentas: primero
el desarrollo de la tesis, luego la tabla de contenido de manera manual, y orar que no se
corran demasiado las páginas, ni que la tesis vaya a sufrir cambios
considerables posteriores.
Estas complicaciones no las sufre
quien sólo redacte una carta, al igual que un informe de dos o tres páginas.
Pero los que sufrieron lo que yo, y eso que era sólo pasar de manuscrito a
digital la tesis, comparto esto, que para mí fue un regalo de alguien que no
consigo recordar.
Office Word crea tablas de
contenido automáticos, en base a los estilos de texto empleados. Es decir, si
desde un principio, aplicamos los estilos de texto adecuado a cada párrafo, nos
ahorramos todo el proceso tedioso de redactar manualmente la tabla de contenido,
el cual queda reducido a sólo dar unos cuantos clicks. Ahora ¿qué son los
estilos?
Para los que tengan Office 2007
en adelante, los “estilos” aparecen en la barra del menú “Inicio”. Desde aquí
se controlar el tipo de estilo de cada párrafo, si es un título, si es texto
normal, si es un subtítulo entre otro. Ahora ¿Cómo se usa?
Primero, se debe planear que
formatos de texto llevará nuestra redacción, llámese tesis, libro o informe. Escribimos
el primer párrafo correspondiente al título, le damos el formato que debe
llevar, luego hacemos click derecho sobre “título” en el menú de estilos, y
seleccionamos “actualizar título para que coincida con la selección”. Luego escribimos el texto normal y le damos
el formato adecuado, seleccionamos “normal” en el menú de estilos y
seleccionamos “actualizar Normal para que coincida con la selección”.
Una vez hecho lo anterior, nos
dirigimos a la página del documento donde insertaremos el índice, seleccionamos
el menú “referencias”, luego “tabla de contenido”, después “tabla de contenido
personalizado”. Se desplegará un menú, el cual realizamos las personalizaciones
correspondientes. Por último, hacemos click en aceptar y ¡tenemos la tabla de
contenido con punticos y número de páginas! Y se actualiza cuando hacemos click
derecho sobre ella y elegimos “actualizar”.
Dicho esto, creo que ya deben
tener conocimiento para indagar por su cuenta a través de esta útil
herramienta. El Método de funcionamiento, se basa a que Word le asigna un
“nivel de esquema” a cada párrafo. El estilo texto normal, tiene por defecto nivel
“texto independiente” mientras que los estilos títulos, títulos 1, 2, 3... subtítulos,
tienen niveles a partir de 1 y en orden ascendente. La tabla de contenido
automático plasma estos párrafos con “niveles”, junto con sus números de
página. Las referencias cruzadas, también se basa en estos niveles, para su
inserción, por lo cual, entonces, es conveniente saber cuáles párrafos serán
títulos o subtítulos para asignarles de una vez su estilo correspondiente.
Muy útil. Nosotros lo utilizamos para las memorias de los proyectos. Hasta hace poco la hacíamos como los novatillos: a mano (pero porque no teníamos más de 50 páginas). Ahora las memorias son de más de 300 páginas (una agonía impuesta por el nuevo Código Técnico de la Edificación). Menos mal que Word lo hace de forma automática.
ResponderEliminarUna cosa que se aprende con el tiempo es que todos estos programas suelen tener cuanto necesitas, sólo hay que saber dónde se esconde.
Eso es verdad, no sé si dicha o desdicha, los programas son cada vez más... intuitivos. Extrañamente se le hace más fácil usar a los que no han usado versiones antiguas, que a nosotros los usuarios del siglo pasado.
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