jueves, 20 de febrero de 2014

Leyes de Morphy y herramientas como manos y pies.

No soy muy pesimista como para pensar en las Leyes de Morphy, pero en Venezuela todas las posibilidades son barajeables, desde un apagón por 16 horas, los cuales incluyen horas de sueño y trabajo, hasta que no haya internet en la oficina, justo cuanto te han enviado un correo, con información que debes procesar en menos de una hora, para luego reenviarlo, justo como en el instante en que estoy redactando esta entrada. Debo aclarar que la información ya la envié y estoy a la espera de la aprobación de los superiores, y como todo buen chino, no me van a cobrar media hora de internet sin yo hacer nada.

Tuve un compañero de trabajo que también fue compañero de estudio, el era muy apegado a las Leyes de Morphy. Cada vez que nos pasaba algo, y qué no nos pasaba, desde salas de máquinas para la muñeca barbie en donde hay que meter un equipo para alimentar una clínica de dos pisos, hasta quedar encerrados fuera de la oficina. El por lo general, siempre me pregunta, agarrándose la cabeza: "¡*********, mar**tas leyes de morphy!, ¿y ahora?", a lo cual, casi siempre respondo: "a ver, veamos lo obvio, luego nos la ingeniamos y luego corremos". 

Lo de Morphy, siempre lo he afrontado con una sonrisa y de vez en cuando con un nudo en la garganta, que hay que tragarlo grueso, lo de la frase "veamos lo obvio" fue gracias a a la segunda pelicula de Matrix, cuando el oráculo le dice al protagonista: "apartemos lo obvio del camino". Claro está que para apartarlo, primero hay que verlo, cuando se tienen esas piezas, las cosas, por lo general, las soluciones se vislumbran más fácilmente, y si no las hay, pues se evidencia.

Para los que se preguntan por la sala de máquinas tamaño barbie, seleccionamos los equipos que hacían falta, los compactamos todo lo permitido, se lo enviamos al arquitecto, y le dijimos de manera muy respetuosa: "Estos son los equipos, tu techo no los aguanta, así que: o ves donde ca**jo los vas a meter o modificas el techo para ubicarlos allí. y es para ayer porque quieres mis planos para mañana". Bueno, era lo que yo le quería decir, mi jefe se encargó de la conversación, el arquitecto ya estaba avisado de antemano apenas vimos los planos sobre esa imprescindible modificación, y por ello, pues las fechas de entrega se aplazaron desde ese instante, como siempre, mecánica entrega último.

2 comentarios:

  1. Como tu colega, también yo soy muy creyente, por la experiencia, de las leyes de Murphy: Si algo puede salir mal, saldrá peor.

    Hace tiempo leí un libro sobre las leyes de Murphy. Tenía una teoría muy coherente para los jefes. Decía que todas las personas ascienden en su trabajo a medida de su valía. Cuando una persona deja de demostrar capacidad para un puesto de trabajo dejan de ascender; pero, en lugar de volver al siguiente, se queda en ése; así, todos los trabajadores estamos en puestos de trabajo para los que no estamos capacitados (sobre todo los jefes).



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  2. Yo con la leyes de Morphy he logrado un poco más de interacción social. Timidez innato mezclado con silencio practicado, y miedo escénico heredado. Cada vez que me encuentro en ese tipo de situación me digo: "¿Qué es lo peor que pueda pasar? que me digan que no o que me abofeteen no pasa, vale la pena". Debo aclarar que siempre he sido respetuoso, en especial con las mujeres. Ah, y por lo general me dicen que no, aunque es por culpa de la escasez: -"¿Tienen café?" - "¡NO!".

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