lunes, 17 de febrero de 2014

Formas de gobierno y de gobernar

Recuerdo que hace unos 15 años, cuando estaba en secundaria cursando historia universal, Tenía la impresión de que filosófica o ideológicamente, cada forma de gobierno estaba justificado, contrarrestaba todo los aspectos negativos del tipo de gobierno sucesor, y creaba lo que aún en la actualidad debería ser lo más importante: felicidad para el pueblo.

Desde el imperio romano, pasando por el feudalismo y la edad media, el renacimiento y los reyes, la era contemporánea y el subsecuente capitalismo y comunismo, para llegar finalmente al siglo XXI y el susodicho socialismo. Todos tuvieron ejemplos dignos, y hechos aborrecibles. La imposición de uno, para eliminar al otro, por lo general estaba lleno de abundancia y prosperidad; en resumen pueblo feliz. Luego llega la decadencia: hambre, guerra, revolución; para finalmente reiniciar el ciclo. Esto es lo que recuerdo de ese año escolar.

Algo similar pasaba con los imperios chinos hasta el siglo XX. El destrono de un emperador y por consiguiente su línea de sucesión, siempre estaba enmarcado en un ambiente de decadencia, corrupción y hambruna. Las primeras generaciones del nuevo emperador, eran sinónimo de prosperidad, abundancia, comercio, expansión; las últimas volvían a la decadencia, y se vuelve a repetir la cadena de hechos en un contexto histórico distinto.

¿Qué me dice entonces la historia? No sé a al resto del mundo, pero a mí este patrón de comportamiento me indica que no importa el tipo de gobierno ejercido, sea comunista, capitalista e incluso imperial; lo que importa es que los gobernantes estén interesados en el pueblo, que tomen y ejecuten decisiones correctas ante cada ámbito del vivir diario de sus ciudadanos, que permita la prosperidad y felicidad de su pueblo. Sin duda muy bellas palabras, pero ¿cómo se logra? Y más aún ¿Cuánto sacrificio, por parte del gobernante y de sus ciudadanos se requiere?

En mi historieta, el apocalipsis y renacimiento de un mundo, los habitantes nunca tuvieron guerras entre ellos, todo lo que hacía cada individuo era en pro de la comunidad entera. Al final del segundo capítulo incluso se sacrificaron en pro de la especie. Estoy consciente que aparte de que es ficción, fue sacado de mi cabeza, pero si obráramos de esa manera, ¿el mundo no estaría un poquito mejor de lo que está?


La respuesta para esa pregunta sería un: tal vez sí, tal vez no. Como seres humanos que somos, y gracias al libre albedrío que Dios nos proporcionó (hecho que se pone en duda, el día que existan los viajes en el tiempo y se deduzca que la paradoja del abuelo no ocurre, gracias a la ausencia del libre albedrío), somos capaces de ser tan generosos como miserables, tan humildes como orgullosos, tan desinteresados como egoístas. Por lo tanto, si absolutamente todo el mundo obrara en pro de la humanidad, todo estaría bien, pero como eso es imposible, existirán siempre grupos que querrán simplemente aprovecharse. Y ¡qué mejor forma de aprovecharse que gobernando! No importa quién gobierne, ni mucho menos como gobierne (me refiero a tipo de gobierno, izquierda, derecha, por delante o por detrás). Eventualmente el egoísmo, y la subsecuente corrupción, hará sufrir a los mismos: a los ciudadanos, de una u otra manera.

2 comentarios:

  1. Utopía. Todos vivimos para nuestros nuestro propio bien. Y en los políticos esa filosofía está más desarrollada que en el resto de ciudadanos. Lo malo es que los políticos están fuertemente ligados a grandes empresas, y gobiernan para su propio bien.

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  2. No me creerás. Al parecer gobernar, ese simple hecho, ese poder, es muy corruptor. Cuando Chávez llegó a la presidencia, no tenía siquiera dinero para hacer campaña electoral. Los chóferes de buses le daban "la cola" para trasladarse de un lado a otro, sus campañas televisivas eran únicamente las entrevistas con los candidatos presidenciales. Aún así, ganó y por gran diferencia sobre su competidor inmediato. Muchos de sus gabinetes eran militares o civiles de clase media, desligados de empresas. Actualmente todos son empresarios.

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