Recuerdo que
hace unos 15 años, cuando estaba en secundaria cursando historia universal,
Tenía la impresión de que filosófica o ideológicamente, cada forma de gobierno
estaba justificado, contrarrestaba todo los aspectos negativos del tipo de
gobierno sucesor, y creaba lo que aún en la actualidad debería ser lo más importante:
felicidad para el pueblo.
Desde el
imperio romano, pasando por el feudalismo y la edad media, el renacimiento y
los reyes, la era contemporánea y el subsecuente capitalismo y comunismo, para
llegar finalmente al siglo XXI y el susodicho socialismo. Todos tuvieron ejemplos dignos,
y hechos aborrecibles. La imposición de uno, para eliminar al otro, por lo
general estaba lleno de abundancia y prosperidad; en resumen pueblo feliz.
Luego llega la decadencia: hambre, guerra, revolución; para finalmente
reiniciar el ciclo. Esto es lo que recuerdo de ese año escolar.
Algo similar
pasaba con los imperios chinos hasta el siglo XX. El destrono de un emperador y
por consiguiente su línea de sucesión, siempre estaba enmarcado en un ambiente
de decadencia, corrupción y hambruna. Las primeras generaciones del nuevo emperador, eran
sinónimo de prosperidad, abundancia, comercio, expansión; las últimas volvían a
la decadencia, y se vuelve a repetir la cadena de hechos en un contexto
histórico distinto.
¿Qué me dice
entonces la historia? No sé a al resto del mundo, pero a mí este patrón de
comportamiento me indica que no importa el tipo de gobierno ejercido, sea
comunista, capitalista e incluso imperial; lo que importa es que los
gobernantes estén interesados en el pueblo, que tomen y ejecuten decisiones
correctas ante cada ámbito del vivir diario de sus ciudadanos, que permita la
prosperidad y felicidad de su pueblo. Sin duda muy bellas palabras, pero ¿cómo
se logra? Y más aún ¿Cuánto sacrificio, por parte del gobernante y de sus
ciudadanos se requiere?
En mi
historieta, el apocalipsis y renacimiento de un mundo, los habitantes nunca
tuvieron guerras entre ellos, todo lo que hacía cada individuo era en pro de la comunidad entera. Al final del segundo capítulo incluso se sacrificaron en pro
de la especie. Estoy consciente que aparte de que es ficción, fue sacado de mi
cabeza, pero si obráramos de esa manera, ¿el mundo no estaría un poquito mejor
de lo que está?
La respuesta
para esa pregunta sería un: tal vez sí, tal vez no. Como seres humanos que
somos, y gracias al libre albedrío que Dios nos proporcionó (hecho que se pone
en duda, el día que existan los viajes en el tiempo y se deduzca que la
paradoja del abuelo no ocurre, gracias a la ausencia del libre albedrío), somos
capaces de ser tan generosos como miserables, tan humildes como orgullosos, tan
desinteresados como egoístas. Por lo tanto, si absolutamente todo el mundo
obrara en pro de la humanidad, todo estaría bien, pero como eso es imposible,
existirán siempre grupos que querrán simplemente aprovecharse. Y ¡qué mejor
forma de aprovecharse que gobernando! No importa quién gobierne, ni mucho menos
como gobierne (me refiero a tipo de gobierno, izquierda, derecha, por delante o
por detrás). Eventualmente el egoísmo, y la subsecuente corrupción, hará sufrir
a los mismos: a los ciudadanos, de una u otra manera.
Utopía. Todos vivimos para nuestros nuestro propio bien. Y en los políticos esa filosofía está más desarrollada que en el resto de ciudadanos. Lo malo es que los políticos están fuertemente ligados a grandes empresas, y gobiernan para su propio bien.
ResponderEliminarNo me creerás. Al parecer gobernar, ese simple hecho, ese poder, es muy corruptor. Cuando Chávez llegó a la presidencia, no tenía siquiera dinero para hacer campaña electoral. Los chóferes de buses le daban "la cola" para trasladarse de un lado a otro, sus campañas televisivas eran únicamente las entrevistas con los candidatos presidenciales. Aún así, ganó y por gran diferencia sobre su competidor inmediato. Muchos de sus gabinetes eran militares o civiles de clase media, desligados de empresas. Actualmente todos son empresarios.
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