Me está
gustando plasmar todo lo que pasa por mi cabeza. La idea de que algún día
consiga a un clon filosófico, o un ente totalmente opuesto en algún punto del
tiempo digital, me hace sentir que lo que escribo, que probablemente se pierda
en el inmenso mar de la información a diestra y siniestra, le otorgue
recuerdos, sentimientos, aprobación, rechazo, y lo más importante: opinión.
Al tema.
Existen gobiernos buenos, medidos de acuerdo a varios indicadores. El más fácil,
y eficaz medidor es la prosperidad de su pueblo, y por ende su felicidad.
Pueden surgir, después de un desastre, pueden ser la continuación o el
mejoramiento de uno anteriormente bueno, o simplemente aparecen de la nada.
Bajo los mismos indicadores y las mismas circunstancias, aparecen los gobiernos
malos.
¿Y los
gobiernos necesarios? Desde mi punto de vistas, son aquellos exigidos, creados,
por la misma evolución política de su pueblo, influenciados por las
circunstancias del entorno, durante el cual se establece, circunstancias que
pueden ser de tipo político, social, económico, e incluso ambiental, geográfico
y filosófico. Bien, no entendí mucho lo que escribí, por ende, si alguien lo
entiende me lo explica. Veamos con un ejemplo lo que quise expresar.
China: año
1949 instauración del partido comunista. Presidente: Mao. Resultados
inmediatos: hambruna, represión política, social, afianzamiento de los
políticos en el poder, expropiaciones, campos de concentración, llamados
reeducación por labor. Antecedentes: guerra mundial, guerras civiles,
terratenientes. Resultados a largo plazo: la República Popular de China que
conocemos actualmente, no las “Chinas” que comentó Alicia Machado y su país de
maravillas.
Venezuela: año
1998. Inicio del Socialismo del Siglo XXI. Presidente: Chávez. Resultados
inmediatos: precio del petróleo en lo alto, baja abstinencia de votación
durante sufragios, creación de matriz opinión política en la ciudadanía,
reducción del índice de analfabetismo, promoción de proyectos de índole
sociales y tecnológicos. Antecedentes: petróleo en forma de regalías o lo mismo
que precio casi-regalado, despotismo a nivel laboral y político, aislamiento
sistemático del ciudadano de escasos recursos. Resultados a largo plazo: lo
mismo de hace 14 años en época y contexto distinto.
En ambos
casos, que son los que conozco; el primero porque es lo que cuenta mis paisanos
viejos, el segundo porque lo he vivido; hay un factor común: si no se hubiesen
instaurados esos gobiernos en ese entonces, el país correspondiente perecería.
Si los vemos como un mal, entonces serían un mal necesario. De allí, lo de
gobierno necesario.
Claro está que entre el primer y segundo ejemplo, las diferencias son abismales: tiempo, causa, y fundamentalmente cultura. Y si hablamos de resultados a largo plazo, pues la diferencia es aún más evidente. Para culminar esta entrada, pues qué mejor que con una pregunta: ¿Será necesario otro “gobierno necesario” para Venezuela? En lo personal, creo que sí, pero no otra forma de gobierno, no la misma de antaño, y mucho menos la misma gente. Hace falta gente nueva, con ideas concretas, con mano dura, y dispuestos a sacrificar sus nombres y sus almas por el país, soportando el título de tiranos que le dará la historia, soportando los juicios con razón de los derechos humanos, cargando con la muerte de delincuentes e inocentes por igual, y soportando morir pobres, exiliados, con la única satisfacción de haber reformado un país.
Dicen que la Democracia es el menos malo de los gobiernos conocidos, sin embargo, las democracias que tenemos en la actualidad parecen dictaduras mal disimuladas. Lo malo es que no creo en la anarquía.
ResponderEliminarLo que necesitamos en España en la actualidad, es deshacernos de una mitad de los políticos, por que sólo son sanguijuelas dispuestas a vivir de sangrar al ciudadano y deshacernos de la otro mitad de los políticos también, porque son unos estafadores y ladrones.... No se salva ni uno.
Lástima que los gobiernos sean necesarios, los ciudadanos normales y corrientes siempre llevamos las de perder.
Siempre he tenido en la cabeza una idea, no estoy seguro si fue influenciado por la religión o algo en mi subconsciencia que mi madre me plantó: Todo político debe tener un voto de pobreza, al menos para empezar debe congelar todos sus activos, TODO, empresas, alquileres, intereses, TODO. Su sueldo, al igual que sus beneficios, debe ser el mismo que el de un obrero, y por último. debe pagar sus errores con sus ahorros. Quien bajo esas condiciones se meta a político ha de querer al pueblo. otra Utopía más, cosas que nunca pasarán.
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