lunes, 15 de septiembre de 2014

Frío y calculador

Demasiados videojuegos y un deformismo profesional fuera de control, me han convertido en un ser que lo resume casi todo en relaciones, porcentajes, costo-beneficio y problema-solución. Desde siempre lo supe, pero ayer fue un día en que eso se evidenció de manera innegable.

Una llamada inesperada de mi actual pareja sentimental a tempranas horas, a la cual ella no acostumbra estar despierta, interrumpe mis preparativos para una atípica e inesperada reunión con una paisana, amiga de mi madre, quien hacia unos siete años que perdí contacto con ella. Su tía, a quien quiere mucho, vive en una ciudad a doce horas de distancia en carretera, tuvo una decaída tras una caída, mezclada con dengue y otro virus similar. Su hija, recién empezó un trabajo con el cual sería el sustento de ella y su mamá, se encuentra en esa disyuntiva aunada a un apretado presupuesto que no permite atender a un enfermo (En Venezuela, es costoso de enfermarse y más para morirse).  Mi lindura, si bien es intelectual, no es muy buena sacando cuentas, y no se le da bien el explicar resumida, pero con los datos esenciales. Quiere que le encuentre una forma de llegar hasta donde su tía, sea por cielo o por tierra. En otras circunstancias le habría llevada de manera absoluta la contraria, pero estas son ocasiones, en donde el desespero nubla la razón, me limité a decirle que no tenía razón, pero que haría lo imposible para que llegara hasta donde su tía para cuidarla.

Si fuera por mí, le enviaría el dinero disponible más el invertido en los pasajes, los cuales alcanzarían para un tratamiento con antibióticos por una semana (ya ven a lo que me refiero con deformismo???) De hecho, le planteé mi punto de vista a mi dulzura, quien me dio razones que, si bien validas, mi razonamiento negaba, así que tuve que limité a decirle, Yo me encargo de todo.

Una tarde a pie y carritos (habría sido una pasada tener la moto del jefe bajo mis esqueléticas posaderas), para encontrar los medicamentos y reunir el efectivo disponible. (Entre los productos que escasean se encuentran los medicamentos y el dinero de uno, que también es escaso). Acompañarla hasta el terminal de pasajeros y encontrarme con decenas de buses a espera de pasajeros con ganas de irse e intenciones de pagar reventa (cuando en la mañana las taquillas ni habían abierto y ya lo tenían todo vendido, qué molleja de maraña), situación en la cual nos encontrábamos. Todo hecho, le dejé hasta que subiera al bus. Era de noche, tenía que regresar a mi casa, antes de que sea aún más tarde y el factor de peligrosidad se triplique. 

Me alivia saber que a esta hora ya llegó sana y salva hasta la casa de su tía, quien hasta el momento se encuentra estable. Le dije que se concentrará en la atención para con ella, pues yo desde siempre he podido cuidarme sólo, y sé el tiempo y cuidado que conlleva atender a una persona enferma. 

2 comentarios:

  1. Qué bonito, llamar dulzura a tu pareja. Y que se quiera ocupar de su tía enferma, significa que se lo merece (qué buena gente existe en este mundo). Aconséjale que se cuide, que el dengue (creo) es contagioso.

    Espero que la tita de tu novia se recupere pronto y la tengas de nuevo a tu lado.

    Paradójico: a veces es más fácil llegar a la otra punta del mundo que a un pueblo que tenemos a pocos kilómetros de casa (por los transportes).


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  2. No querrás saber por qué le digo dulzura, y te aseguro que no es nada bueno. a ella y su familia la llevo conociendo varios años, y son muy unidos entre sí, además de que son generosos y humildes, sin ser familia pudiente.

    Su tita está aún en el hospital, más por culpa de la otra enfermedad que por el dengue, pues las defensas las tiene muy por debajo de lo normal. Por ahora, y en cierto modo, prefiero que esté con su tía por tres razones: así puedo dedicarle más tiempo al trabajo, que me lo está exigiendo; así descansa un poco de su rutina diaria (es una obsesiva compulsiva con el orden y la limpieza, todo lo contrario a mí); y así cuando regrese celebraremos orgásmicamente. ( ni creas que te voy a pagar derechos de autoría).

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