Con el permiso de Microsoft, la religión cristiana, bk, y a
quien más pueda afectar.
Acto I: Brinco deslitemporal.
Despierto con una terrible jaqueca. Al abrir los ojos, veo a
la doctora Marie. “¿Hasta cuando me van a inyectar información en la cabeza? No
es que no quiera, pero despertar con un dolor de cabeza del tamaño de una
cachapa de Maracaibo no es muy divertido que se diga”, grito mientras intento
orientarme dentro de la sala que me parece dar vueltas sin parar.
“No es mi culpa, las instrucciones las carga beka, yo sólo
las ejecuto” me dice Marie soltando una carcajada. “ya voy a formarle su jaleo,
para que me deje tranquilo” respondo mientras me coloco el uniforme. De
repente, ocurre una sacudida violenta y prolongada, que casi lanza a Marie al
suelo. Mis reflejos aumentados, gracias al proyecto Spartan V, me permitieron
alcanzarla en el aire, antes de que se golpeara con el suelo.
Marie me mira sonriente “me alegra haberte despertado, sino
me hubiera comido el suelo”, comenta. En respuesta le digo: “dale gracias al
equipo que me encontró, estar congelado por casi quinientos años, y que de ñapa
me hayan hecho esto, es algo un poco más que suerte”.
La dejo de pie y corro a toda prisa al puente. Si bien la
Serenity no es ni la mitad de lo que es la Infinity, para que dé un sacudón tan
grande, o es un impacto con un megacañón o es que nos llevamos por delante
alguna nave. Llego al puente. Tras abrir las compuertas veo al Capitán Guille
frunciendo el ceño. Beka, linda como siempre, se ve pensativa en el holotanque.
“Capitán, la salida del desliespacio está completado. Las coordenadas
corresponden al destino previsto, pero no hay señales de las estacione
orbitales de la tierra” – “Beka, ¿cómo es posible que las estaciones orbitales
no aparezcan, si antes del salto aún teníamos comunicación con ellas? Tú misma
pediste la autorización para nuestro repostaje” – “Lo sé Capitán”. Los ojos de
Beka se tornan hacía mí, sonriendo me dice: “Bello durmiente ¿qué tal tu
siesta?” – “Bueno, gracias a ti, la siesta estuvo bien, pero el despertar… por
cierto, ¿y el sacudón de ahorita? Fue un salto al desliespacio o más bien una
abarrancada al desliespacio” – “Es lo que estamos analizando.”
Miro la pantalla gigantesca frente a mí, veo la Tierra,
azulada, inocente. Jamás creí poder contemplarla desde el espacio exterior, que
era algo exclusivo de los astronautas. Ahora, es algo tan cotidiano como comer
y dormir. Vuelvo mi mirada al holotanque, “Beka, ¿es mi imaginación o la Tierra
está “menos gris” que de lo que recuerdo?” El Capitán Guille mira la pantalla
con detenimiento, se percata de lo mismo. “Beka, revisa si hay transmisiones
desde la Tierra, también haz un escaneo de la superficie. Ubica los atracaderos
y pídeles autorización para repostaje.” – “En seguida, Capitán. Capitán, no
detecto transmisión alguna Los atracaderos… véalo usted mismo”. Aún me cuesta
entender como una inteligencia artificial puede adoptar forma holográfica
humana, y más aún hablar como humana, reír, bromear, mientras está conectada a
todas las funciones de una nave, del tamaño de una ciudad que alberga más de
mil personas.
En la pantalla sólo se ve… naturaleza. Desiertos, praderas,
océanos. En las ubicaciones donde se suponen están los atracaderos, sólo hay
naturaleza. Digo en tono bromista: “ja, creo que aparte de saltar al
desliespacio, saltamos hacia el pasado. Ahora sólo falta que nos consigamos con
romanos”. El Capitán Guille, frunciendo aún más el ceño, dice: “Ltenio, eres
más viejo que la sumatoria de las edades de los que están en el puente,
compórtate” – “haber dormido por casi quinientos años otorga un muy buen
sentido de humor. Además, estamos en el lugar correcto, pero no hay nada que
nos resulte familiar. Eso sólo significa que estamos en el momento incorrecto.
Beka, ¿podrías ubicar el cerro donde se supone crucificaron a Jesús?” El
Capitán Guille, se pone la mano en la cara. “Beka, creo que la terapia de
conocimiento le está afectando el juicio, Deberías considerar suspender el tratamiento”
– “Capitán, acabo de hacer lo que sugirió Ltenio, y… esto le parecerá
interesante”.
En pantalla se ven tres astas, cada una con un ser humano
colgado. El Capitán no acaba de salir de su asombro. “Esto… ¿Es posible? Bueno,
qué más da. Ltenio, toma un pelican, llévate a tres Spartans más y rescata a…
Jesús.” – “¿Qué? Eso lo harían hasta los cadetes aspirantes a marines, ¿va a
enviar a cuatro Spartans a luchar contra… unos romanos con escudos y espadas?”
– “Sí. ¿Algún problema con la orden?” – “No, son solos unos romanos con escudos
y espadas. Los derrotaría aún con mis antaños 1,69 metros de estatura, miopía,
y cálculos renales incluidos”. Miro a Beka, y le digo con un tono de vacile:
“¿me acompañarías en este paseo? Será divertido.” – “Lo haría si tuviese cuerpo
y si no tuviese la responsabilidad de todo una nave, lo cual te incluye a ti,
soldado. Rescátalo y tráelo a la nave para su posterior examinación. ¿Está de
acuerdo con esa orden, Capitán?” – “Claro que sí. Ltenio te encomiendo la
alteración de toda una línea temporal”.
Acto II: Rescatando al Mesías.
“Tres minutos para aterrizaje. Prepárense a Salir”, indica
el piloto a través de los altavoces del pelican. “Muy bien, compadres. Este es
el plan. Al descender Lucho y Jorge se encargarán de intimidar. Tiros al aire,
empujen con fuerza a los soldados. No quiero muertos, no es que no provoque.
Sofi, tú y yo bajaremos la cruz, lo desataremos y le aplicas los primeros
auxilios. Lo estabilizamos, lo subimos al pelican y regresamos a casa. Este
traje me provoca claustrofobia”
El pelican toda tierra. Lucho y Jorge disparan sus fusiles
al aire. Lucho toma a uno de los soldados romanos y lo arroja a metros de
distancia, como si de un balón se tratara. Otro soldado desenvaina su espada y
lo agita contra Jorge, quien atrapa la espada en el aire, se lo arrebata como
un dulce a un niño, y lo pone justo frente al soldado. “corre, si es que quiere
vivir”, dice a través de los altavoces de su traje. El soldado corrió como si
hubiera visto un demonio. “situación controlada, Ltenio”, dice Lucho desde su
intercomunicador.
Mientras tanto he levantado la cruz del agujero del que estaba
anclado. Para un Spartan es una simple tarea, que para cualquier humano es algo
imposible. Lo dejo caer lentamente hacia atrás, en donde Sofi espera para
amortiguar la caída. Sacamos los clavos que sujetaban el cuerpo moribundo a la
cruz. Sofi abrió el maletín de primeros auxilios, y empezó con su aplicación.
“Ltenio, ayúdame a levantarlo. Debemos cicatrizar sus heridas con bioespuma, para
evitar desangramiento e infección”, dice mientras agita el spray, del tamaño de
un extintor. En un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo sangriento estaba cubierta
de espuma blanca. Con la destreza propia de un médico veterano, Sofi, coloca
los medidores de signos vitales. “Veamos. Deshidratación, desnutrición, ritmo
cardiaco por debajo de lo normal”, murmura mientras le coloca unas tres
inyecciones. Mientras tanto, despliego la camilla. “¿Ya está estabilizado?” –
“Sí, sobrevivirá sin problemas el viaje de regreso a la Serenity”.
Acto III: Preguntas sin respuestas.
“Guille, nuestro invitado ha despertado. ¿Quieres ir a
verlo?”, le dice Beka al capitán. Ambos no se han percatado de mi presencia,
pues hace unos días descubrí que en la sala descanso hay un punto muerto donde
los sensores de la nave no alcanzan a cubrir, convirtiéndolo en mi lugar
preferido para cuando no quiero que me molesten, sobre todo cuando quieren
averiguar, a través de mí, la vida en el siglo XXI. Desde que conocí al Capitán y a Beka, he
notado que siempre están juntos, y de vez en cuando se ven con una mirada
pícara. Tal vez Beka sea una copia digital de la red neuronal de la esposa del
Capitán, o simplemente soy yo imaginándome cosas. Son pocas las Inteligencias
artificiales hechas a base de cerebros humanos, de hecho sólo una, Cortana, la que
fue acompañante del Jefe Maestro, es la que aparece oficialmente registrada.
El capitán abandona la sala, mientras la imagen de Beka se
desvanece del holotanque. Cuando me dispongo a abandonar la sala, reaparece la
imagen de Beka, reclamándome: “Ltenio, ¡sabes que es de muy mala educación
espiar a las personas!” – “En mi defensa diré que primero estaba yo antes que
ustedes en la sala, además no espiaba, ¡ni sabía que estaban ustedes aquí!” –
“mientes peor que una IA recién creada. Menos mal que llevas casco de combate
en batalla, porque si no, no engañarías ni a un grunt.” – “Está bien. Me
disculpo. ¿Me perdonas si te llevo de paseo en la próxima misión?” – “¿Nunca
has tenido suerte con las chicas verdad? Luego te enseño algunas técnicas para
que puedas ligar, ¿Te parece? Esto es el colmo, una IA le dará clases a un
humano sobre como ligar.” – “Para tu información siempre tengo suerte, ¡la
suerte de que me rechacen siempre!” exclamo con una sonrisa forzada.
Me dirijo a la enfermería, en donde se encuentra… es extraño
nombrarlo de manera tan… ¿Jesús? ¿Maestro? ¿Mesías? Intento encontrar el
sustantivo adecuado para el momento en que me dirija ante él. Fracaso humillantemente
en mi búsqueda.
“¿Qué es lo que han hecho? Han alterado la voluntad de mi
padre, No era ni el modo ni la forma yo había visto el desenlace, y no era
este.” Exclama nuestro invitado sosteniendo su cabeza con su mano mientras la
agita. El Capitán le pregunta: “Lo hecho, hecho está. Ahora está en la
Serenity, y debo suponer que su omnisciencia ya le habrá dicho qué es, quien
soy, y qué es lo que quiero.”
“La sabiduría de mi padre es infinita. El hijo del hombre
está limitado por el peso de la carne. Veo lo que tú llamas Serenity, pero no
comprendo lo que es. Sé quién eres, pero no deberías estar aquí, no en este
momento. Y sé que es lo que quieres, pero no tengo la respuesta a esa
pregunta.”
Esas palabras fueron como lanza al corazón para todos los
presente en la enfermería. Mientras miro a Beka, exclamo: “una fisura en la
omnisciencia. Y nosotros nos colamos por ahí. Ahora vamos a ver cómo llegamos a
casa a tiempo.” Beka me mira, y con una sonrisa sarcástica en su rostro: “Ya
estamos en casa, sólo que llegamos demasiado temprano, incluso para el
desayuno”.
Acto IV: Despachando al invitado.
Estoy acostado en mi camarote. Mi limitada y estrechamente
mente sólo quiere volver a una época donde pueda sentirme cómodo. Puede ser el
siglo XXI, puede ser después del año 2553, año en el que culminó la guerra
humano – covenant. Pero no este.
“Beka, ¿estás ahí?” digo en voz baja, La imagen de Beka
aparece en el holotanque enseguida. “Estoy conectada a la nave, y tengo acceso
a todos los sensores disponibles y funcionales. Así que siempre estaré presente
en toda la nave en todo momento.” – “Tienes razón. ¿Ya consiguieron como
regresar al tiempo correcto? Qué harán con… ya sabes quién” – “Los cerebritos
aún no consiguen la forma de hacerlo. He analizado toda la información
disponible, incluyendo la información obtenida por Cortana de los forerunners,
de los floods e incluso de los covenant, pero no hay registro alguno sobre
viajes en el tiempo. Así que podría congelar a todos por unos 2561 años, para
que despierten en el año correcto. No te asustes, es broma. Ya encontraremos la
solución. Respecto a Jesús de Nazareth, el Capitán Guille aún no ha decidido
qué hacer. Yo en lo personal le practicaría una autopsia para encontrar lo que
lo hace diferente al resto de los humanos, pues según la Doctora Marie,
fisiológicamente es un ser humano común y corriente. Y tú, ¿qué harías?”
Esa pregunta me dejó pensativo. Pero mi cabeza está en
blanco. Quizás sea el hambre que ha llegado como salida de santos, lleno de
sonidos. “No lo sé Beka, pero se me antoja en este instante una bomba
estomacal” – “¿Pizza casera con salsa mal hecha, mortadela, mango y aceitunas
mal picadas? Puedes dirigirte al comedor que ya la están preparando. Me tomé la
libertad de pedirte un batido de mango con leche de soya y azúcar. Mientras
tanto respóndeme, ¿Qué harías?” – “Aún no lo sé, quizás me ayude a tener una
respuesta si sales a dar un paseo conmigo” – “¿Tú no entiendes el desprecio,
verdad?” – “Lo entiendo perfectamente, sólo que no le hago caso. Y ya que
insistes. Nada más simple que devolverlo al palacio de Pilatos, amenazar a
Pilatos para que lo vuelva a enjuiciar en público, y que la historia se termine
de desarrollar como siempre la hemos conocido, si nuestro invitado tuviese la
respuesta sobre cómo regresar a casa, te aseguro que pensaría otra cosa”.
¿Fin? Tal vez. Aunque debería darle un desenlace digno a
nuestro visitante.