jueves, 24 de abril de 2014

Sueños hacia el futuro y sueños hacia el pasado.

Tras caer inconscientes al dormir, nos internamos en un mundo que no logramos controlar, al igual que el mundo real. En él ocurren eventos posibles, cosas imposibles, se obtienen resultados alternos e incluso se ven cosas  ilógicas.

Al dormir profundamente, al menos según recuerdo haber leído, todas las personas sueñan. Pero de ese sueño por lo general sólo recordamos fracciones o partes que al despertar nos impactan, desechándose al olvido el resto de ella.

En una ocasión cuando tenía nueve años, soñé con un letrero anaranjado con letras chinas que no conocía, lógicamente porque no sabía leer en chino, sobre un restaurante concurrido, con muchas bicicletas estacionadas al frente. Sólo recuerdo esa imagen del sueño. Tres años después, Estando en China, mientras mi padre y yo intentábamos encontrar un lugar conocido como referencia para llegar a casa (seré honesto, mi papá se perdió en el camino tras visitar a un primo e intentar regresa por una ruta distinta a la usada en la ida), encontré donde encajaba esa imagen: el letrero, el restaurante y las bicicletas. Me arrepiento de no haber memorizado el nombre del restaurante, pues para ese entonces ya sabía leer en chino.

Ayer simplemente viajé al pasado, con la profesora de mandarín, y los compañeros de clase de hace veinte años: el mismo salón, las mismas caras que ya daba por olvidados, e incluso me acordé de varios de sus nombres. Menos mal que era un sueño, pues estaban dando clase de geometría, y no tenía ni lápiz ni cuaderno para anotar. Ahora que me acuerdo, no vi a mis amores platónicos de aquel entonces.

La realidad toma el control de las riendas de nuevo, anunciada por la alarma del despertador. Hora de rellenar el aparato digestivo con una buena hamburguesa casera, un café negrito bien concentrado, un buen baño con agua fría y una mirada hacia el cielo atípicamente nublado. El orden de las actividades fueron cambiadas para darle cierta rima. Como siempre primero el baño.

2 comentarios:

  1. Ah, menos mal, lo digo por lo del baño (tuve una muy mala experiencia con un corte de digestión y siempre que alguien come y se baña, sobre todo con agua fría, me parece que le va a pasar algo malo).

    Yo también suelo tener sueños tipo flashback en los que recuerdo a gente de hace mucho tiempo, de mi infancia. Y, sobre todo, sueños en los que me meto en problemas muy tontos, en los que rompo algo o me encuentro en una situación vergonzosa (qué alivio cuando despierto y me doy cuenta que no tengo que sufrir esa realidad cruel).

    Si pudiera escoger todas las noches qué sueño tener, elegiría el de volar (creo que éste lo tiene mucha gente). Aunque muy a menudo se convierte en castigo y una persona o animal (casi siempre un toro) me persigue y cuando quiero levantar el vuelo sólo consigo dar pequeños saltitos que no me levanta ni dos metros del suelo. ¡Qué misterio es la mente humana!

    ResponderEliminar
  2. Volar es uno de mis factores comunes durante el sueño. Aunque por lo general tengo control sobre la dirección, no la tengo sobre la altitud. Muy a menudo me encuentro volando en medio del lago, a veces a demasiada altura que no quiero, o a veces demasiado bajo para mi gusto. Ahora lo de ser perseguido, le ocurre frecuentemente a mi mamá, sobre todo después de empezar a sufrir de osteoartritis en las rodillas. Creo que tiene que ver con el hecho, de que ya no podía correr (Ella, aunque no tenía mi velocidad, tenía el triple de resistencia que yo. Mientras yo aguantaba diez minutos trotando, ella aguantaba treinta).

    ResponderEliminar