sábado, 1 de marzo de 2014

Sobre misiones imposibles

Yo jamás he sido suertudo. Lo único que me he ganado tipo lotería o más bien tipo premio, fue un morral con útiles escolares, después de haber terminado la universidad y sin ningún descendiente próximo. La suerte del morral y los útiles fueron ser usados por gente que los necesitara, pues tengo el lema de "si algo no se usa, entonces es de quien lo necesite".

No niego, que más de una vez me he salvado por los pelos en situaciones en donde el factor suerte es decisivo, pero por lo general si las cosas me pueden salir mal, me saldrán peor. Respecto a ello, siempre tomo previsiones: Llegar más temprano, contar con un poco màs de efectivo, llevar repuestos, contar con un plan B, y todo lo que la situación pudiera ameritar. Aún así las cosas pueden no salir bien. 

Antes de realizar alguna actividad de prioridad, reviso, analizo y calculo las posibles complicaciones, y si las probabilidades de éxito son bajas, simplemente descarto la operación. Eso lo hago en un nivel personal, privado. Como siempre, si la tarea no es prioritario, pues me lo tomo a riesgos tipo modo aventura.

No ocurre lo mismo con mi jefe. El por lo general no calcula mucho para ejecutar alguna actividad, y de hecho, muy a menudo se expone a situaciones para complicar más aún las cosas. Los planes, tiempos horarios que traza por lo general nunca se cumplen, pero aún así, las metas los objetivos se logran. Como empleado, soy cómplice de esas "complicaciones", teniendo que muy menudo ejecutar planes imposibles, pero que cuyos objetivos, extrañamente por alguna u otra razón se logran.

Un clásico: una reunión de arranque en un estado a dos aviones de distancia. uno sale a las 6 am y llega a las 7 am, la escala despega a las 9am para llegar a su destino a las 10am. la reunión es las 11am. Todo bien, hasta que el día empieza. Llega al aeropuerto a las 5:30 am, cuando debió estar a las 5. pierde el primer vuelo. El próximo avión sale a las 8, pero con un retraso seguro. aún así lo tomó, para llegar a la escala. Resulta que el avión sale puntual, y debido a la "irregularidad" de este peculiar incidente, un preciado tiempo de unos 15 minutos le fueron arrebatados. Resultado: Al avión al que debe montarse, el bus de transporte ya no los "conecta" (no conozco muy bien los términos). Con la explicación que mi jefe le estaba dando al del andén, los tropiezos, la demora, y la actitud apática de los típicos empleados con un parafraseado "señor, se jodió" como respuesta, llega una aeromoza diciendo: "ese avión no despega sin mí y sin esta lista de pasajeros. Señor, usted se viene conmigo."

Algo más reciente: Estamos en dos lugares distintos, separados a unas tres horas de carretera. Unas piezas en un lugar intermedio, cuyo sitio exacto desconozco, deben llegar a sus manos antes de las 12. El plan era: salir del terminal a las 6:30, llegar a las 7:30, esperar hasta las 8:00, retirar las piezas, se hacen las 8:30 y enviarlas para que lleguen a las 11:00, ya que el límite es a las 12 del mediodía, de lo contrario, tendremos que esperar todo una semana adicional. De eso me entero yo ayer por la noche, sin suficiente efectivo para hacer ese viaje y sin ningún cajero automático cercano y seguro (lo único seguro es que te atraquen). Debo mencionar que el sistema de transporte entre los sitios involucrados es de empresas particulares, compuesto por carros para 6 pasajeros, incluyendo al chófer, que cobran únicamente en efectivo y los bancos no trabajan. llego a las 6:00 am al terminal. El cajero automático tiene una larga cola. Luego de casi una hora de esperar, a dos personas de distancia para que llegase mi turno, se le acaba el efectivo. Sin pensarlo dos veces, salgo disparado como una flecha a un cajero que está a 10 minutos de correr como en cien metros planos. Para toparme con una cola de casi otra hora más.

Llego al terminal a las 7:50. y a partir de allí todo bien, pero el retraso hace mella. llegando a las 8:50 al retiro de las piezas, a las 9:20 salgo del proceso, y lo envío en el primer transporte que salió y que casi me le tuve que atravesar para que no arrancará, pues el otro saldría dos horas después. Resultado: las piezas llegaron a su destino a las 12:15, pero por alguna razón el sitio donde lo iban a instalar se retrasó en su cierre, así que misión cumplida: las piezas llegaron a la hora límite, por así decirlo.

La verdad es que ayer me acosté pensando que los objetivos no se irían a cumplir. El único incentivo, es la famosa y conocida suerte de mi jefe, que al parecer, volvió a hacer de las suyas.

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