lunes, 21 de julio de 2014

Profesiones irónicas

Cantar nunca se me dio bien. Mi falta de sutileza y delicadeza me impiden hacer sonidos agraciados con instrumentos, cosa que para muchos es algo natural.

Me pregunto de dónde se les ocurre a las bandas sus nombres: La Oreja de Van Goh, Caramelos de Cianuro, Mecano, Metallica, Pimpinela, Los Blancos, Los Pasteles Verdes… y otro sin fin de nombres, algunos bastantes artísticos, otros muy emotivos, varios de ellos muy elocuentes al tipo de música, y otros simplemente inexplicables.

El sábado estaba en el super, haciendo la cola, (que no es extraño, lo extraño es que apenas tenía unas cinco personas por delante, cuando por lo general siempre, a toda hora, hay más de veinte), y estaba sonando una canción de Caramelos de Cianuro. Se me ocurrió la idea, de que si formara una banda, la llamaría correspondientemente “Chicles de Amoniaco”.

Una idea que debí simplemente mantenerlo en la cabeza y callarlo. Ayer, durante la cena en el trabajo, (luego de las 7:00pm, si aún sigo en la oficina, casa del jefe y oficina se fusionan hasta que las niñas se van a dormir). Les comenté, sobre si yo formara una banda… Las risas y carcajadas aparecieron de todas bocas y direcciones, convirtiéndose en el tema de conversación de la cena que duró una media hora. Integrantes, fechas de gira, instrumentos a tocar, vestimenta. Sólo después de que la calma llegara, pude terminar mi frase: “sólo quería ponerle un nombre”.

Una conclusión que sí saqué, aparte de una cena muy entretenida, es que definitivamente no voy a ser músico, por mayoría de votos.

4 comentarios:

  1. Cuando estaba en el internado, para las típicas actuaciones navideñas de baile y teatro, unas compañeras y yo formamos un grupo que se llamaba Las Gatitas a la Puerta de El Corte Inglés (El Corte Inglés es el nombre de unas tiendas españolas). No recuerdo a quién se le ocurrió ni por qué nos pusimos un nombre tan largo y sinsentido. Tuvimos éxito, pero porque era navidad y nos íbamos de vacaciones y todo el mundo estaba muy contento.

    El nombre de Chicle de Amoniaco estaría muy bien para un grupo de acid house.

    ResponderEliminar
  2. Siempre me han embriagado las escenas de colegialas. De seguro será algún tipo de parafilia. Menos mal que no ocurre en la vida real, posiblemente alguna especie de inhibición social autoimpuesta. Respecto al nombre de tu grupo ¿Tendrá algo que ver con que esa tienda la visitan siempre cuando pueden? Me hubiera gustado tener la oportunidad de oírlas cantar. Quién sabe, a lo mejor hay talento escondido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El caso es que El Cortes Inglés no era una tienda que nos gustara mucho. Resultaba incómodo porque en cuanto veían a un grupito de niñas paseando por sus pasillos, de inmediato teníamos a nuestros talones una dependienta preguntándonos si nos podía ayudar en algo.

      Mis gorgoritos quedaban apagados por las buenas voces de mis compañeras. Pero lo que más hicimos fue bailar y actuar en funciones de teatro.

      Eliminar
  3. ¡Aplicabas la técnica del playback! Yo también lo hacia, cada vez que fuese necesario, claro está, pues nunca fui amante de las actividades extracurriculares. Hablando de baile y teatro... Tengo tiempo que no asisto a una, mejor dicho a la primera. Antes de morir, visitaré alguna, no sea que llegue ante San Pedro (o su equivalente) arrepintiéndome de no haber asistido a alguna.

    ResponderEliminar