jueves, 20 de noviembre de 2014

Alérgico a los smartphones.

Vuelvo a ver ser víctima del hampa. No me quejo, supongo que es algún especie de destino anexado. Esta vez, ocurrió sin sustos, pistolas, ni anuncios. Como siempre, abordé un bus repleto de gente, del cual tengo una maestría en contorsionismo, pedir permiso, pisar pies y que me pisen. Subo con celular, bajo sin celular. Donde ocurrió el incidente, dentro del bus, cuándo, la verdad no lo sé. Cómo, supongo que fue durante una de las tres restregadas durante la bajada de la gente. En este instante, tengo sentimientos encontrados. Por una parte, la rabia e impotencia el que haya perdido un objeto preciado, que sé que quien lo tiene no le dará el valor que le di. Tuviese el botón para lanzar una bomba nuclear a la ciudad, y no dudaría en presionarlo, total hasta le haría un favor a la alcadesa: acabaría con la basura que al parecer van a decretar emergencia de salubridad (el peor chiste político que he escuchado hasta ahora). Por otra parte, un alivio de que como a la tercera va la vencida, ocurrió de la mejor manera.

Y ¿qué de las primeras dos veces? en ambas, la oscuridad hecha tiniebla reinaba sobre la ciudad, y es literal, porque el alumbrado público está hecho un asco, funcionará al 20% y si acaso. La primera, me interceptaron dos motorizados a tres cuadras de la casa, mi reacción fue salir corriendo a velocidad demonio en sentido opuesto. Hoy día aún me pregunto por qué no me hicieron nada. Extrañamente ocurrió cuando recién compre el celular.

La segunda vez, fue en el centro de la ciudad. Estaba atento a cualquier movimiento. De repente vi dos sujetos sospechosos delante de mí. Volví a correr a velocidad demonio. Uno de ellos logró alcanzarme a dar un empujón. De haberme caído, le habría llegado al filo de una pared derrumbado, Como pude y manteniendo la velocidad, logré recuperarme y llegar hasta la mitad de la carretera, con autos pasando de un lado a otro. Nuevamente desistieron en la persecución.

Desde entonces, tengo pesadillas con esas escenas. No llegan a ser frecuentes, de hecho, ha sido una sola vez, pero estaba consciente que algún día no me escaparía. y probablemente deje de escribir, algo que no sería atípico en una ciudad, donde todos los días, la página de sucesos del periódico tenía tantos muertos, que decidieron crear un cuerpo completo para esa sección.

Bueno, creo que ya me liberé y me desahogué. y también tengo hambre. A ver que hay para preparar y después comer.

2 comentarios:

  1. Uf, menos mal que fue de forma pacífica y ni te diste cuenta del robo. Pero, las otras dos veces.... Aaaah! qué miedo, qué locura. ¿No te ha dicho tu mami que si te quieren robar, te dejes, que un poco de pasta o cualquier objeto se puede reponer, pero que un agujero en la tripa duele mucho?

    Lamento lo que te ha ocurrido, pero me alegra que hayas salido indemne.

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  2. Aunque no lo creas, eres la única persona, (al menos creo yo, falta ver quienes leen este blog...) a quien le cuento las otras dos veces. La verdad estoy muy consciente de ello. Lo que pasa es que esos dos días, cargaba en mi morral, información única y delicada, esfuerzo de años de trabajo de muchas personas, lo cual me mentalicé que tenía que protegerlo con la vida, digamos que, preferiría morir que a perder esa información. Te juro que reaccioné por mero instinto, así que la verdad, te juro que no lo vuelvo a hacer.

    Te extrañaba. había un silencio excesivo en tu blog. Supongo que estamos iguales, hasta el cuello por el trabajo. Ya vendrán las recompensas, al menos, prefiero pensar así.

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