sábado, 31 de enero de 2015

Cuando el villano está dentro de nosotros.

Desde siempre la cultura audiovisual, llámese serie, novela, película, libro, al mostrarnos una historia, siempre muestra a un protagonista y a un villano. Un villano que puede ser una persona, como Lex Lutor a superman, una organización como los Cobra a los G.I Joe, una raza alienígena, ya n hay que ser tan explícitos tampocos. Al punto que quiero llegar, es que el mal, está personificado, está materializado, es visible, se sabe quién o qué es.

Sin ánimos de ser chavista o izquierdista, los gringos se han tomado esta idea muy en serio. Ellos han sabido, gracias a su gran dominio sobre los medios de comunicación y propaganda, materializar a los males: asocian el comunismo con los rusos; asociaron el terrorismo con Bin Laden, asociaron a los villanos con los Viet-Cons (o charles como se les conocía). Con ello, es fácil canalizar la ira de un pueblo, la moral de una nación, y a veces, sólo a veces permitía resolver los problemas, independientemente si esta villanización es justa o no, o la solución, de por sí poco ético, sea o no efectivo.

en mi país, el mal, también estaba personificado. Para la bancada opositora, el mal era el fallecido presidente Chávez. Para el oficialismo, el villano es Estados Unidos, quien maneja como títeres a los dirigentes opositores. De ser esto cierto, con la muerte de Chávez, los problemas debían resolverse, de ser cierto, todos los dirigentes opositores estuvieran presos. Pero lamentablemente, la realidad no es como las películas, ni mucho menos como en los cómics de superhéroes.

El villano, si así se le puede llamar, está dentro de cada venezolano. De hecho, siempre estuvo, pero la crisis económica en la cual vive el país, la hizo florecer y rendir sus frutos. un villano cruel, sin escrúpulos, de sangre fría, llamada avaricia.

Gracias a ella, ahora, nadie tiene nada. Gracias a ella, todo cuesta diez veces más caro, por culpa de ella, amistades se han perdido, por culpa de ella cuesta conseguir alimento, y por culpa de ella, las esperanzas de que el país salga de su problema, se esfuman. Si asocian avaricia con corrupción, pues sólo han acertado a la mitad del problema, la verdad sólo han acertado a la punta del iceberg del problema. Veamos entonces en la próxima entrada cual es ese problema.

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