Me encanta los videos de Farid Dieck. Su perspectiva en relación a las películas, hechos y acontecimientos, son todo una vuelta de tuerca, para mi, quien me considero pragmático y simplista.
También recuerdo un video sobre la cultura de la cancelación, cortesía de "Te lo resumo así no más". En ella decía que es indispensable separar al arte del artista, para poder apreciar la obra en todo su esplendor, además de que, lo que en algún momento generó un sentimiento, en distintas épocas generará otras y que, por lo tanto, es algo que también debe tomarse en cuenta.
Cortesía de, supongo que de los redpillers, la declaración de amor de Farid en unos premios, fue todo un motivo de controversia y funada (que término tan grotesco, debí haber usado cancelación, aunque técnicamente no lo es), comparándolo con la relación de Will Smith y su esposa, augurando todo un sin fin, de trágicos finales.
Siendo honestos, creo que no hay nada más hermoso que una declaración de amor en público: ciertamente es algo bastante romantizado, pero no deja de ser hermoso. Sin embargo, es un arma de doble filo: esperamos un super SÍ, para toda la vida, pero que ni se le ocurra a la mujer decir que no, o peor aún, sacarle provecho de la situación, ante la exposición de vulnerabilidad más grande que puede hacer un hombre para demostrar su amor.
Ciertamente, lo anterior es la idea romantizada mientras que en la realidad una acción de ese tipo es jugar a todo o nada. Considerando que lo que vemos en un show, frente a una pantalla es un personaje, pudiendo o no ser la realidad, pudiendo cada acción realizada ser al algo espontáneo o estudiado al detalle con todas sus posibles consecuencias, dudo mucho que alguien tan reflexivo no haya considerado todas posibles alternativas, consecuencias derivadas de una acción tan controversial.
Mi punto de vista? mientras el mundo disque lo está haciendo leña, de seguro su popularidad ha incrementado, total toda publicidad, buena o mala, es buena publicidad. Prefiero creer que todo fue minuciosamente estudiado y que ya ha previsto las posibles consecuencias. ¿Eso lo haría una persona calculadora, ganadora del odio de nuestra parte? Tal vez sí, tal vez no. Una vez más, el vende un producto. Uno como consumidor, adquiere el producto, no se lleva al vendedor a la casa. El tendrá su vida privada que, quizás uno como espectador puede que le interese o no, pero es imprescindible separar al personaje de la persona, separar el arte del artista, discernir entre el espectáculo y la realidad.
He querido escribir lo anterior desde que este suceso se ha vuelto viral, pero apenas hoy he tenido esa motivación para sentarme y teclear. Ya se me acerca una tormenta de trabajo, así que debo ir sacando las pequeñas lloviznas, para concentrarme en las cosas verdaderas.