domingo, 29 de junio de 2014

ATTIN Y ATTOUT

Para el diseño de aire acondicionado de cualquier edificación, básicamente se seccionan en ambientes, los cuales generan una carga térmica, exigen un caudal de aire para compensarlo, e incluso un caudal de agua, en los casos que se use agua helada. En mi primer proyecto, (que solamente me tocó dibujar como todo un buen tiralíneas) vi un plano denominado “zonificación”. El cual seccionaba el edificio, y en cada sección, había un texto, que indicaba el nombre del espacio, el área en m2, la carga térmica, el aire y el agua requerida por dicho espacio. 


Al sol de hoy, jamás volvimos a entregar ese plano como un producto, pero aún lo hago para uso interno. A través de ella, damos inicio a los cálculos de carga térmica, así como también a la distribución de ductos y/o selección de equipos. Esa información, eventualmente tenía que ser tabulado para ser presentado en la memoria de cálculo asociado.

Antes de conocer los comandos que a continuación se explicará, tenía que: poner los textos en autocad. Usarlos en el programa de cálculo. Luego pasar los resultados a Excel (el programa de cálculo no es muy amistoso). Y luego tipear esos resultados de nuevo en Autocad. Dios libre que al arquitecto (tendrá justificadas sus razones) se le ocurra cambiar las distribuciones.

Con estos comandos, sólo tipeas lo necesario que es el nombre, con ayuda de un bloque con su respectivo atributo. Con el “field” ni siquiera es necesario leer el área de cada sección, pues sólo copian el bloque y actualizan el “field”, permitiéndonos dedicarnos exclusivamente a tipear el nombre. Luego. Se seleccionan los bloques y tipeamos ATTOUT. Eso nos generará un archivo de texto que salvaremos con un nombre preferentemente lógico. 

Ahora abrimos ese archivo de texto con Excel, sí, con Excel. Y veremos que la información está tabulada. Se puede ordenar, corregir, modificar, tal y como nos permite una tabla de Excel. Hecho las modificaciones pertinentes salvamos con formato de texto. De regreso al plano, escribimos ATTIN, seleccionamos el archivo de texto modificado y, por arte de magia los bloques tienen modificado su contenido!. 

Les presento mi caso, pues ese es el uso que le doy, además de nombres y características de equipos. De seguro en electricidad lo podrán utilizar para identificar cables, y tableros, arquitectura para cuantificar materiales para acabados. Como siempre, vale la pena cuando sea un trabajo repetitivo. Si lo que se va a modificar son apenas dos o tres textos. El esfuerzo no lo vale.

Para los que se preguntan por el handle, creo que es el código inequívoco que autocad asigna a un bloque cada vez que es “creado”, bien sea de manera tradicional o copiado desde el mismo u otro archivo. Un consejo: a la tabla generada le pueden cargar más datos si quieren, pero con el handle no se metan. Aunque si quieren háganlo y me comentan que pasa, pues yo jamás lo he hecho.

Cosas ilógicas de películas

Con un domingo aturdido por un dolor cabeza y otro por la espalda de hace dos días, que ni sé por qué, sumado a la falta de internet de casi toda una semana, tanto en casa como en el trabajo, y un apagón a nivel nacional que duró unas cinco horas. El día pasó frente al monitor, viendo el episodio 5 de Cosmos de Carl Seagan, viaje a Marte, pasando por otros documentales sobre viajes interestelares, revisando la wikipedia de la última película de star trek, hasta finalizar con ver la película propiamente. Como siempre el montonal de dudas surgen alrededor de esta universo ficticio, de donde varios avances científicos han obtenido la inspiración.

Se supone que la nave cuenta con una tripulación de 430 personas, y si bien tiene fines de exploración, el hecho de que tengas armas a bordo, sugiere que también debe tener, al menos, un pequeño grupo de asalto especializado, tal y como tienen los buques de guerra, portaaviones y similares. Entonces, ¿por qué en todas las misiones de asalto tiene que ir la tripulación de vuelo a cumplirlas? bueno, es obvio, hay que hacer emocionante la película, no importa si este hecho sea inverosímil. 

Ahora sí es hora de pasar a limpio los manuscritos de más de una semana. Ya el dolor se ha calmado un poco, y gracias a Dios, (juro por Dios que soy ateo) no ha interferido con mi capacidad de teclear, aunque sí un poco con mi capacidad para manejar el ratón, El día de ayer me costó terminar un plano, que me tomó el doble de tiempo que lo estimado. Supongo que debió ser por dormir con  una mala postura.

Y en relación al ejercicio de mano-escritura, ya al fin tengo avances. Las hijas de mi jefe, dicen que han pasado de entender pocas palabras a entender, aunque con dificultad, una frase entera. Me da vergüenza admitir que la menor, que tiene cinco años, tiene una caligrafía mucho mejor que la mía. En mi defensa diré que soy chino, y por eso escribo garabateado. 

domingo, 15 de junio de 2014

Kei chei sieng (voz de pollito)

Cuando pequeño, vi una película hongkonesa sobre el fantasma de una cantante que tenía problemas para reencarnar por culpa de un taxista, y que después de mucha trama, risa, y efectos especiales malísimos, propios de la época, se enamora del taxista, logra reencarnar, el taxista es puesto tras las rejas por conducir encima de los edificios (algo más inverosímil que en batman inicia), mientras hace la promesa de esperarla por dieciocho años.

Una de las cosas que apenas se mencionó era la voz del cantante, decían que tenía voz de pollito. Como en la película nunca cantó, pues ni idea de que significaba. Mi habilidad para el canto es como mi habilidad para la costura, no alcanza ni para comprar chicle. Hasta que descubrí, más bien redescubrí unas canciones, que para mi gusto está bien equilibrado, la letra, la música, y la voz. 

“Mientras te hacías la dormida”, el álbum de la Oreja de Vangoh que salió por allá en el 2003, mientras Amaia Montero aún era su vocalista. Cuando la escucho, de repente sentí la iluminación: ¡la voz de pollito!!!! Con las disculpas de todos sus fanes, mi percepción es que tiene voz de pollito, ¡cosa que me encanta! 

Por ahora, la escucho repetidamente mientras estoy en la oficina. Mientras estoy fuera me dedico a escuchar el sonido del exterior con más detenimiento. De regreso a casa, en el bus se ha montado un “bohemio” que se supone canta y toca la guitarra, a cambio de algo de dinero, como los que uno ve en las películas con la caja de la guitarra abierta esperando que le arrojen una moneda. A mi lado, una señora cierra los ojos, se pone la mano en la cabeza, y la agita en signo de desaprobación. No se me ocurrió otra cosa que decirle: “Señora, no sea así con la gente, mírelo de esta manera: yo cantando no hago ni para los chicles, el muchacho al menos hace el rídiculo”.

Explotando bloques

El concejo que me dieron acerca de: “en la medida de lo posible usa bloques” en autocad, me lo tomé muy literal, muy en serio. Tras cinco años de bregar, tengo mi pequeña, pero muy funcional colección de bloques dinámicos, cajetines de planos, bloques de anotación entre otros, los cuales no dudo en utilizar.


Adicional a ese pequeño compendio, cada vez que veo una configuración repetitiva, lo vuelvo bloque: secciones enteras de tuberías, ductos, instrumentación de equipos. En un plano de arquitectura que contribuí, volví bloque muebles, luces, láminas de pared, la vida del arquitecto, (sólo fueron varios sustos, no le dio ningún infarto).

Las ventajas de los bloques, muchas: organización, flexibilidad, reducción de tamaño del archivo. Según leí, los bloques sólo almacenan, el punto de inserción, y características generales como capa, línea, color, escala, mientras que el resto se lee desde un “origen”. Nunca tuve la curiosidad de comparar un archivo normal, refiriéndome a normal con que tiene bloques, y uno completamente vuelto líneas y arcos. Hoy lo hice. Resultado: original, con bloques: 4.733 kB. Explotadísimo: 24.619 kB. Más de cinco veces!

Al ritmo que va el plano que exploté, debe de llegar a unos 7 u 8 MB. No me lo imagino si lo llego a explotar por completo. Es un centro comercial en donde el arquitecto no pudo hacer más espejos porque no vivimos en un espacio tetradimensional. Habían dos tamaños de locales, uno justo encima del otro. Resultado: 128 locales, resumidos en poco más de veinte, Secciones de tuberías completamente repetitivas, equipos exactamente iguales. Estoy disfrutando mucho con este proyecto, pues por lo general nunca me toca uno fácil. Según mi jefe, es porque si fuese fácil, cualquiera lo haría.

Lo que nunca será mi profesión


Cuando estaba en la facultad, cada vez que alguien en el grupo de estudio no lograba entender algún un tema, o no lograba atinar con el resultado de una ecuación, le decíamos que fuera a estudiar derecho. No sé si es que la abogacía es fácil o es que es fácil de sobornar a los profesores.

Ahora cada vez que canto desafinado y desentonado a fin de lograr arrancarle una sonrisa a alguien, y siempre lo logro, me dicen que me quede sacando cuentas. Definitivamente mi canto sólo sirve para hacer una cosa: el ridículo, porque ni para comprar chicles alcanza.

Una de las cosas que siempre me ha gustado coleccionar, son chistes malos, de esos que son tan malos que se vuelven buenos. A ver estos son los favoritos de mi repertorio:

- Un pollito levantó una pata, luego levantó la otra ¡y se cayó!.

- ¿en dónde cuelga superman su capa? ¡En su-per-chero!

- ¿Qué le dijo un dos a un cero? ¡Vente!, digo ¡Veinte!

Hay unos chistes matemáticos que nadie entiende. Me gustaron bastante, son bastante buenos para contarlos cuando quieres que te dejen de molestar:

- Una fiesta de matemáticas. Sen(x) estaba bailando con cos(x). vieron a e(x) sentado, sólo, y le dijeron: “ven, intégrate”, a lo cual responde: “para qué si da igual”.

- “A por X al cuadrado, más B por X más C igual a cero” – “Maestro, no entendemos” – “tranquilos, mis discípulos, que es una parábola”.

- Un día 9 (nueve) se consiguió a 0 (cero) llorando desconsoladamente. Se acerca y lo escucha murmurar “no valgo nada, no valgo nada”. 9 le pregunta: “¿por qué dices eso?, si tú con 1 hacen 10” – “sí lo sé, pero ¡es que me puse del lado izquierdo!”

Y por último unas expresiones más bárbaras que la segunda guerra mundial, de la boca de amigos:

- “Pati, de tanto pensar se te van a quemar las neuronas” – “Tranquila, clau, yo las tengo intactas, yo no pienso para no quemarlas, uso la calculadora para sacar cuentas”.

- Hoy es miércoles, por eso, mañana será jueves, bueno porque gracias a dios ayer fue martes.

- “Señor, ¿viene por alguna dolencia?” – “No, vengo por el chequeo médico laboral, yo sólo sufro de una sola cosa” – “¿Y qué es? – “yo solo sufro de hambre”.

Bueno, hasta lo malo cansa. Hora de otra bomba estomacal. Veamos que habrá en la nevera. Siempre escribo antes de comer, porque después tengo que usar las neuronas para hacer digestión, y así no puedo pensar con claridad.

Paranoia al máximo

Pocos son los arquitectos ante los cuales me quito el sombrero (en sentido figurado, porque la verdad es que no uso. Replantearé eso cuando empiece a tener calvicie, pues creo que es hereditario). Saben lo que hacen, y saben qué es lo que un edificio necesita para serlo de verdad. Se traduce en que piensan en los requerimientos de servicio (electricidad, ventilación, sanitarias, estructuras) y no sólo que se vea bonito. No todos son viejos, conozco a una de mi edad que tiene una visión muy veraz de las cosas, al menos desde mi punto de vista.

Entre ellos se encuentra el padre de mi amigo, aquel que casi mato de infarto (autocad es un arma mortal para cualquier arquitecto que sufre del corazón y que no lo sepa manejar, sobre todo si el dibujante quiere amenizar el ambiente). Es muy asustadizo a punto de llegar a ser paranoico: no le eches mucha azúcar al café, hay que esperar un metro de distancia de la puerta del ascensor, tenemos que entregar el presupuesto a tiempo (seis días antes), no hay que cenar a destiempo porque no es saludable… y un sin fin de cosas más. Para alguien que vive casi como un bohemio (hago lo que quiero cuando quiero si es que puedo) es un poco… gracioso. Tanta paranoia. ¿Cómo se puede vivir constantemente de esa manera? ¿No sufriría de un colapso por estrés?

El viernes camino al trabajo, alzo mi cabeza y veo el tendido eléctrico: cables que parecen como de calibre 3/0, a sabiendas que llevan un cable entorchado (aquí se llaman guayas) para evitar su fractura por su peso, imagino que debe tener peso y altura suficiente para que cuando al caer, me cause una fractura craneana que me saque el cerebro de cuajo y me envíe con San Pedro. 

Luego al montarme en el bus, quien gracias a sus acelerones y frenazos estaba causando más fuerzas G que una montaña rusa. Me imagino que si lo hace mientras me bajo, es posible que coma algo de asfalto si es que primero no me pasa por encima y me vuelva una tortilla humana.

Al bajar del bus, me dispongo a cruzar la calle, que aunque es muy transitada, es de una sola dirección. Justo antes de cruzar, miro al lado opuesto, no vaya ser que un loco, un motorizado o un motorizado loco se le ocurra venir en sentido contrario y me envíe con San Pedro.

Me dispongo a entrar al ascensor. Piso 6. Las puertas se cierran. Está a unos 4,5 X 6 = 27 metros. Gracias a las leyes gravitacionales, creo que alcanzaría unos 80Km/h si al ascensor se va en caída libre, y conozco este ascensor, no tiene frenos de emergencia.

Entro a la oficina. Inicio el ritual de apertura de oficina. Encender luces, cerrar ventanas encender el aire acondicionado, encender los protectores de eléctricos, la laptop, el router, el modem. De repente veo en la pared el tablero principal de electricidad, y debajo el mueble de madera. Podría ocurrir un chispazo lo suficientemente grande como para prender la pintura del mueble, causar un incendio, propagarse por toda la oficina, alcanzar la casa, consumir el piso entero y luego todo el edificio.

Al fin está Autocad completamente operativo. Después del estadio bonito, el comandline y por fin aparece el cursor. Me tomo el primer sorbo de café del día, y no he contado aún con un terremoto de 7 grados, y el edificio viejo y sin medidas antisísmicas. Pero ya está bien de paranoias por un día. Es hora de concentrarse en cargar los tramos de tubería en el programa, que es lo último que falta para dar por terminado un centro comercial para seguir con el otro. Y tengo que ver como cerrar una caja de pandora que abrí. Es difícil de secuestrar a Jesucristo, porque ahora no sé dónde lo voy a dejar. Quizás lo… flote, como en la serie “Los Cien”. No, mejor no, sigue sin ser un final digno, pero de que muere, muere, pues total, ya luego resucitará.

sábado, 14 de junio de 2014

Internet, de Nuevo, al fin soy feliz

Tener muchas piedras en la mano, sin poder arrojarlas al mar, es un martirio. Si bien las piedras no hacen ni el ridículo cuando una ola se asoma, y que irá a parar inevitablemente al fondo del mar, sin que nadie la pueda apreciar, lo hacemos porqué nos da un sentimiento de liberación, de esperanza y deseos.


Así estoy con el internet. Mucho escrito, mucho pensado, nada subido. La luz se va 3 veces a la semana, y con ella el internet por dos días. Resultado: un solo día de internet a la semana, que para colmo no logro estar en casa, y eso que vivo sólo. Bueno, la buena noticia es que tengo muchas piedras para lanzar; la mala, es que 1+1=1 (un mal chiste que leí).