sábado, 31 de enero de 2015

Hablemos sobre los evangélicos

Es suficiente política, economía y problemas sociales por el día de hoy. Ya el trabajo terminó, sentado en mi casa estoy, internet disfrutando voy, y la cena en el olvido quedó, al menos hasta que el hambre empiece a asechar. Hay espaguetis de ayer, ensalada de esta mañana, y sólo falta rallar un poco de queso.

Poco antes de mi tragedia con el internet, me envicié con un juego en línea, que más que el juego en sí, era el conversar con la gente lo que me mantenía al vilo, entre las cosas propiamente del juego, hasta cosas personales, llegando incluso a íntimas. Sólo por si acaso, tuve que aconsejar a una pequeña de catorce no delatar demasiadas cosas personales, que pudieran dar con su ubicación. Vivo en un país con un alto índice delictivo, creo conocer bastante bien, la protección adicional que brinda el anonimato en el fantástico, pero peligroso mundo del internet.

Confieso que se ha vuelto adictivo el juego, y ya es hora de irme desconectando. Considero el volver a escribir como una buena manera de empezar. Esta pequeña, se ha vuelto oficialmente mi hermanita en el juego, y hemos conversado mucho, al menos sobre ella.

Adolescente al fin y al cabo, creen conocer muy bien el mundo, aunque no es así, sobretodo cuando se es muy sobreprotegido. Yo a su edad ya había empezado a trabajar, he tenido que tomar decisiones por mi y para mí, pero es necesario acotar que, sin ánimos de ser machista, que los chicos tienen más libertad que las chicas, en el contexto de que son menos vulnerables.

Poco le he contado sobre mí. Ayer, en la noche, le conté de un problemilla personal que tengo, que de hecho, nadie lo sabe, solamente el médico que me hizo el examen. me ha contestado, en privado claro está, con todo un testamento, que en resumidas cuentas me dieron a conocer que era evangélica, y que sus punto de vista giraba en torno a ello. Supe diplomáticamente responder ante sus oraciones y bendiciones, y a pesar de todo, viniendo de una chiquilla de catorce, me conmovió.

Algo que me causó mucha gracia, en parte por el irónico acierto, y por otra parte por lo generalización evangelizada de los hechos. Mencionó en cierta parte de su, según ella, "testamento" (eran no más que cuatro párrafos decentes! la pura paja de una memoria de cálculo se lleva el doble de eso!) que los chinos somos muy oscuros, y que mi problema de seguro era generacional. 

De que los chinos seamos muy oscuros, desde un punto de vista evángelico es bastante acertado. Para una religión monoteísta, una cultura politeísta, pagana como el taoismo o el budismo es ocultista, oscurista, aunado a que los chinos somos buenos guardando secretos, aunque es una característica que ya se está perdiendo. Así que puedo afirmar que dio en el blanco, pero no con la bala, sino que le lanzó la pistola a la diana.

Y lo de generacional fue aún más irónico. mi problema nada tiene que ver siquiera con la genética, sin embargo ella lo encasilló con la palabra generacional, que según su concepto, son los platos rotos que tengo que pagar por un mal hecho por mis antepasados. Quien lo leyera le diría que se haga un examen de la vista, pero de mi parte, debo admitir que si bien no dio pie con bola en una cosa, si atinó con lo del mal hecho por mis antepasados. Me reservo el derecho de guardar ese secreto familiar, y llevármelo a la tumba.

Cosas como esas, son las que me motivan a hablar con gente de todas las edades, de todas las creencias. Aunque la verdad, no he tenido el privilegio de conversar con algún hindú, islamita o persona con una religión distinta a la cristiana y la budista. De vez en cuando, la religión, con sus puntos de vistas, aunque con ángulos errados, apuntan a verdades irrefutables.

La cultura de la reventa

Venezuela para el siglo XIX era un país agropecuario. Los ingresos provenían de la exportación de granos, entre las que se cuenta el café, el arroz, el trigo; y también la ganadería. A pesar de ello, debido a las luchas políticas propias de ese siglo, en medio de la ignorancia de muchos, de la ambición de poder de pocos, el retraso en todos los ámbitos era evidente.

Con la llegada de la explotación petrolera, la adquisición de tecnologías cortesía de los Estados Unidos, el país saborea las mieles de la modernidad, Conoce las calles asfaltadas, edificios con aire acondicionado, calzados de marca, lámparas que encienden con un botón, y cajas con las que nos quedamos embobados, me refiero al televisor.

Gracias al oro negro, nos olvidamos del resto. Ya no sembramos, ya no criamos. Debo aclarar, que seguimos teniendo granjas, hay gente que sigue teniendo finca, pero lo cierto, es que toda nuestra alimentación es importada: granos de Brasil, carne de Argentina, café de Colombia.

Todo iba bien mientras las divisas daban para cumplir dicho gasto tan irracional. Pero llegó lo que ya había tardado en llegar: el contrabando. Hace poco más de dos años, empezó un movimiento delictivo a nivel regional, en mi ciudad por cierto, denominado " bachaqueo", que consistía en mafias organizadas que lanzaban una multitud de personas a los supermercados con productos regulados, los cuales sólo permiten la venta de una cantidad limitada a cada persona, estamos hablando de no más de dos o tres unidades. Pero con una flota de cientos, incluso miles de personas, la cantidad extraída es suficiente para financiar el pago de estas personas que hacen la cola, sobornar a cada alcabala entre la ciudad y el país vecino, para luego venderlo allá a diez o veinte veces el precio original. (bachaqueo tiene su origen semántico en el bachaco, hormigas, que de a poquito, hacen mucho).

El negocio es excesivamente lucrativo. Debe de serlo, para pagar tanta gente para que hagan cola, más que un sueldo mínimo. En un principio era solamente la comida, pero hasta hace un año, el presidente lanzó una "ofensiva económica" llamada precios justos, que lejos de aplacar los problemas, los hizo florecer.

El año antepasado, es decir, el año en que empezó la moda del bachaqueo, la inflación real y extraoficial rondaba el 100% anual. Con la devaluación, de golpe subió a un 200%. El Gobierno, lanzó el ejercito a todo local comercial, para supervisar los costos de producción, adquisición y precios de venta. Reguló de manera, (el término exacto es difícil de definir, pues hicieron cálculos y establecieron el precio, y de acuerdo a las conversiones en relación con los precios en Amazon, pues concordaban, así que era o no arbitrario?) tal que prácticamente todo quedo a mitad de precio.

Las colas no se hicieron esperar. Colas para todo. Colas para comprar una cocina, para comprar una llanta o una batería. Ocurrió lo que tenía que ocurrir. Los empresarios, dejaron de producir, los vendedores dejaron de vender. El gobierno presiona una vez más. Pero ya no hay divisas para importación, ya no hay materia prima para producir. De allí en adelante empieza lo bueno.

Dado que hay escasez en absolutamente todo, desde alimentos, hasta medicinas, La gente, y repito, la gente, conoció mejor que nunca la teoría de la oferta y la demanda. Colas larguisimas en los supermercados, mucho más que los años pasados, porque ahora no es sólo el contrabando, es la gente que compra los productos, invirtiendo días haciendo colas, para luego vender lo adquirido a diez o veinte veces el precio establecido; Ninguna agencia tiene motos, pero si tienes un conocido, el contactará con quien sabe y te lo venderá a tres veces el precio; mi falla de internet, que en parte era por culpa del modem, el cual tiene un costo de Bs. 300, y que no lo hay, lo venden a Bs. 4000.

Todo se presta para ello, desde la falta de producción, pasando por la ineficacia de los organismos públicos, aunados a la corrupción en todo nivel, y la arraigada avaricia existente en cada persona. Muchas personas atribuyen el problema al gobierno, el cual estoy consciente que es incompetente, pero este problema de raíz, no es algo que un gobierno pueda resolver, ahora que el poder ya no es como antes, ahora que el poder no es más que una falsa ilusión.

Por cierto, me consiguieron un contacto con la empresa que vende motos, al parecer, me la venderán al precio que es, pero tengo que pagar una pequeña "comisión" a los facilitadores, Cuando la tenga, pasearé cantando "parece que va a llover".


Cuando el villano está dentro de nosotros.

Desde siempre la cultura audiovisual, llámese serie, novela, película, libro, al mostrarnos una historia, siempre muestra a un protagonista y a un villano. Un villano que puede ser una persona, como Lex Lutor a superman, una organización como los Cobra a los G.I Joe, una raza alienígena, ya n hay que ser tan explícitos tampocos. Al punto que quiero llegar, es que el mal, está personificado, está materializado, es visible, se sabe quién o qué es.

Sin ánimos de ser chavista o izquierdista, los gringos se han tomado esta idea muy en serio. Ellos han sabido, gracias a su gran dominio sobre los medios de comunicación y propaganda, materializar a los males: asocian el comunismo con los rusos; asociaron el terrorismo con Bin Laden, asociaron a los villanos con los Viet-Cons (o charles como se les conocía). Con ello, es fácil canalizar la ira de un pueblo, la moral de una nación, y a veces, sólo a veces permitía resolver los problemas, independientemente si esta villanización es justa o no, o la solución, de por sí poco ético, sea o no efectivo.

en mi país, el mal, también estaba personificado. Para la bancada opositora, el mal era el fallecido presidente Chávez. Para el oficialismo, el villano es Estados Unidos, quien maneja como títeres a los dirigentes opositores. De ser esto cierto, con la muerte de Chávez, los problemas debían resolverse, de ser cierto, todos los dirigentes opositores estuvieran presos. Pero lamentablemente, la realidad no es como las películas, ni mucho menos como en los cómics de superhéroes.

El villano, si así se le puede llamar, está dentro de cada venezolano. De hecho, siempre estuvo, pero la crisis económica en la cual vive el país, la hizo florecer y rendir sus frutos. un villano cruel, sin escrúpulos, de sangre fría, llamada avaricia.

Gracias a ella, ahora, nadie tiene nada. Gracias a ella, todo cuesta diez veces más caro, por culpa de ella, amistades se han perdido, por culpa de ella cuesta conseguir alimento, y por culpa de ella, las esperanzas de que el país salga de su problema, se esfuman. Si asocian avaricia con corrupción, pues sólo han acertado a la mitad del problema, la verdad sólo han acertado a la punta del iceberg del problema. Veamos entonces en la próxima entrada cual es ese problema.

Semana Epifánica

Mucho tiempo sin escribir, atrofia la mente. Sobretodo cuando se piensa mucho, demasiado y no se plasma. Al no compartir las idas, suelen oscurecerse, suelen quedar en el rincón del olvido. Antes de que eso suceda, mejor hago algo atípico, aprovechando que finalmente tengo internet, después de una falla a nivel nacional por tres días, precedido por una falla de más de una semana, y acompañado de otra falla por dos semanas más.

Muchas cosas aparentemente insignificantes han ocurrido en esta semana, pero a pesar de ello, me abrieron los ojos a cosas que siempre estuvieron allí, pero nunca tuve la paciencia, el detenimiento de verlos.

Para haber pasado meses sin escribir, una introducción de este tamaño ya es bastante. Hora de ir punto por punto a cada cosa epifánica, si es que ese término existe.