martes, 30 de septiembre de 2014

Inamobilidad pa´rodar

De algo que siempre he podido presmir, es mi combinación de velocidad  y agilidad con los pies. Correr, brincar, cambiar de posiciones bruscamente es algo que hago de manera natural, y me gusta hacerlo. Correr tras un bus, huir de un perro bravo y grande (si fuera chiquito no correría), pegar brincos para esquivar charcos de agua, agacharme, sentarme, pararme, todo en un sólo segundo, incluso con algo de peso, tampoco me representa inconvenientes... hasta hoy.

Un acné monstruoso en el tercer ojo, (ese que es ciego) me ha dejado sin poder hacer casi nada de lo que más me gusta hacer. Es todo una penuria estar de cualquier manera: estar de pie, sentado, acostado; peor aún cuando hay que caminar o subir escaleras; correr es literalmente un suicidio ante el dolor producido. 

De momento, creo que la cosa ha mermado un poco, o al menos ya recuperé un poco de movilidad. Aunque según mis análisis basados en síntomas presentes, aún no podré correr ni hacerme el héroe. supongo que esto es una especie de vacaciones que Dios me habrá concedido para reflexionar sobre aquellas personas que simplemente no podrán moverse como quieren, cuando lo mío es solamente temporal (espero, porque según la información en internet, si se prolonga puede tener complicaciones a largo plazo).

Menos mal, que estas entradas creo que no las lee ningún conocido, y si lo hace, pues en dado caso, seré una de las pocas personas que rompan con el tabú. Total, le pasa a cualquiera así que no le veo el por qué de tanto misterio.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Mal vecino

No me considero un mal vecino, si aplica el lema que quien no molesta es buen vecino. Lástima que no puedo decir lo mismo de quienes me rodean. Gracias a la alcaldía, que no recoge la basura, la acumulación llevó a unos de los vecinos a cometer el acto primitivo de regarle combustible y prenderle candela. Muchos asfixiados desprevenidos, y la tubería de agua principal de mi casa quedó hecho añicos. Resultado: no pude almacenar agua de la calle que llega una vez por semana. La buena noticia es que tengo reserva para una semana más, la mala es que dispongo de sólo cinco días para reparar la tuberia, comenzando por excavar para averiguar donde está el otro extremo, en medio de toda la basura quemada.

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viernes, 19 de septiembre de 2014

ASOBUZU

Asociación de Brujos del Zulia. en mi ciudad, todos los talleres automotrices están compuestos por mecánicos que han aprendido a fuerza de echar a perder, quienes solucionan los desperfectos con acciones en vez de buscar el problema y corregirlo. NO cuentan con aparatos de medición, sino herramientas para armar y desarmar, chicles, alambre de acero galvanizado y una pésima atención.
El carrito de la oficina, sufrió un desperfecto hace dos meses. La computadora, lo que llaman la ECU del motor, se quemó, producto de una falla eléctrica. La ECU no se conseguía, y nadie daba con la falla eléctrica del auto. Tras esos dos meses de bregar, mi jefe al fin logró conseguir la preciada computadora por internet, (lo más probable que robada), y resolvió llevarlo a un taller con una instrucción clara: "reemplacen estos dos termopozos, no hagan más, no hagan menos¨.

Al hacerlo, finalmente dieron con lo que estaba causando un fallo eléctrico: una fuga de agua desde el motor, producto de una mala conexión, en donde en vez de colocar un sello de goma, colocaron una astilla de palo de escoba. El agua caía al alternador, que lo cortocicuitaba y terminaba quemando todo lo que estuviese conectado a ello. 

Desde ese entonces, mi jefe se inventó la asociación que le da nombre a esta entrada. Soy miembro honorario de ella, pues en lo que respecta a computadoras soy un simple aficionado, que sabe como resolver cada problema que se presente, pero sin saber el origen de la misma. Al menos yo lo admito, los mecánicos, se creen la verga de triana.

Buses mastodónticos



Cuando estuve en Hong Kong, tuve el privilegio de montarme en un bus de doble altura, idénticos a los buses de Inglaterra, supongo por ser para aquel entonces una colonia británica. Aunque no tenían aire acondicionado, y las condiciones tampoco lo ameritaban, era muy cómodo, bien diseñado, respetaba las paradas, el pago del pasaje era prácticamente automático (según me cuentan ahora definitivamente lo es).

De vuelta a la realidad, o mejor dicho, a mi realidad, este bus y el resto similares a él, son una parte del medio de de transporte urbano de mi ciudad.

La cámara disimul mucho el sucio, los golpes y óxido que tienen. A estos buses les ha pasado de todo, se han incendiado, safado el eje trasero, roto la caja, las ventanas están incompletas, hay huecos en el piso desde donde se ve el asfalto circulando detrás del bus... Imagínense un sol inclemente, sensación térmica por encima de los 40C, apretujados cual lata de sardinas, un chofer que arranca y frena produciendo fuerzas de más de 4G sin los pasajeros haberse subido o bajado por completo del bus, tragándose semáforos, subiéndose a las aceras. Por lo general cuando llego a mi destino, debo resetearme porque quedo aturdido como quien se baja de una montaña rusa.

A continuación, los nuevos buses mastodontes que se están implementando en la ciudad, cortesía de las divisas petroleras, y la colaboración de mis paisanos en Asia.

Son mucho mejor de lo que yo pensaba, con aire acondicionado, cámaras de seguridad, no hay bordes filosos, los tornillos están convenientemente protegidos, las barandas están forradas con polivinilo, el chofer maneja prudentemente, haciendo las paradas indicadas para tal fin. Por ahora, el único inconveniente que le veo es que hay que comprar un boleto para poder abordarlo, lo que significa que habrá que cargar algunos en la cartera para poder abordarlos fuera de su parada principal, que es donde expenden los boletos. Supongo que en un futuro evolucionarán y empezarán a utilizar tarjetas magnéticas. Así, el uso será más eficiente, el cobro será automatizado, y lo más importante, contribuimos con el medio ambiente.

Quien se encargó de implementarlos sabía lo que hacía. Nos escolta un soldado de la Guardia Nacional (Es una suerte de soldado urbano, encargado de preservar el orden en momentos en que haga falta fuerza mayor) que aunque desarmado, al menos cohíbe a los vándalos y mal ciudadanos, que son muchos de dañar estos buses, que aunque no lo crean, ya hay quienes se están encargando de ensuciarlos. Espero que cuando las clases empiecen de lleno, no empiecen los estudiantes a rayarlos con frases como ¨yubiritzaida te amo x 100pre¨, ¨yerkelmichelson the papi¨ o  "quien lea esto es un m****o".

lunes, 15 de septiembre de 2014

poder elíptico

Aprovecharé esta entrada para matar dos pájaros de un tiro: para adelantar una entrada que más que artificio de autocad, es técnica empírica de dibujo, y ver cómo es que se actualiza una entrada.

No hay nada más simple que dibujar lineas ortogonales y rectángulos, muy común en mis proyectos, que casi siempre se reflejan en ductos y tuberías. Las complicaciones empiezan cuando hacen gala de presencia las secciones circulares, combinadas con ángulos no perpendiculares, y en donde la "verdadera forma y tamaño" no se ve reflejada en las vistas ortogonales. Resultado: una vista auxiliar adicional, y ver cómo representar ese parapeto en la vista ortogonal que le corresponda.

Los casos:

1. Codos de tuberías rotado a 45 grados. Todo un clásico, en función de la dirección de rotación y de la vista, se pueden obtener dos posibles resultados.

2. Inserción de ramales de tuberías dentro de las principales, los cuales se suponen son prohibidos por la norma, (se deben usar "ramificadores" que aportan refuerzo a la sección debilitada de la tubería producto de la perforación y permite la correcta conexión de la tubería de ramal), pero como siempre, el cliente es el que manda, siempre y cuando en los planos no aparezcan ni mi nombre ni el de mi jefe.

3. Bridas vistas a 45 grados, algo mucho más simple de lo que aparenta

4.  La cúspide, codos de 45 grados, con un total de cuatro posibles vistas, fuera de la "verdadera forma y tamaño".

Todo se resuelve con un poco de paciencia, y muchas elipses. Y para los que no precisan de un dibujo correcto, siempre está el "ojo por ciento". Publico ahora, luego a ver si se actualiza, pues hasta el momento, sólo he dicho papanatadas, falta lo más importante: la solución a cada uno.

El hijo adoptivo de Picky

Para los que no recuerdan quién es Picky, es el gato de origen inglés, descendiente de la realeza británica gatuna, quien en una gigantesca lata de sardina, viajó surcando los mares y océanos, atravesó continentes y terminó en la oficina, como la mascota más querida por todos. De pelaje blanco, mirada azul e indiferente y la actitud característica de un inglés.

Un extraño acto de parte de mi jefe, le hizo recoger un gato prácticamente recién nacido, atigrado, que apenas tiene abierto los ojos, apenas y camina, en mitad de la carretera, de regreso a casa, habiendo sobrevivido al pesado tráfico típico de la tarde cuando todos regresan de sus trabajos. 

Cuando veo al gatito, pequeño, delicado, indefenso, recuerdo cuando aún era un niñato, que veía al mundo mucho más grande de lo que realmente es. Por ahora, está bajo buen cuidado por parte de mi jefe, y de su padre adoptivo, Picky, quien le supervisa las 24 horas, lo limpia, lo mima y le entretiene, respetando su espacio para caminar y evitando que se caiga del pequeño escalón que separa el comedor de la sala. Si un animal que se supone sólo actúa por instinto, es capaz de cuidar a una cría que no es propio, aún me cuesta pensar cómo es que nosotros los humanos, supuestamente inteligentes y civilizados, podemos ver a nuestros hijos como perfectos extraños y estorbo.

No espero a ver la reacción de las niñas cuando lo conozcan, aún están de vacaciones, pero supongo que llegarán en el transcurso de la semana, pues las clases ya empezaron, pero como siempre, los primeros días son  de manguareo y cero clases, así que prefieren, como siempre, disfrutar un poco más de las vacaciones.

Frío y calculador

Demasiados videojuegos y un deformismo profesional fuera de control, me han convertido en un ser que lo resume casi todo en relaciones, porcentajes, costo-beneficio y problema-solución. Desde siempre lo supe, pero ayer fue un día en que eso se evidenció de manera innegable.

Una llamada inesperada de mi actual pareja sentimental a tempranas horas, a la cual ella no acostumbra estar despierta, interrumpe mis preparativos para una atípica e inesperada reunión con una paisana, amiga de mi madre, quien hacia unos siete años que perdí contacto con ella. Su tía, a quien quiere mucho, vive en una ciudad a doce horas de distancia en carretera, tuvo una decaída tras una caída, mezclada con dengue y otro virus similar. Su hija, recién empezó un trabajo con el cual sería el sustento de ella y su mamá, se encuentra en esa disyuntiva aunada a un apretado presupuesto que no permite atender a un enfermo (En Venezuela, es costoso de enfermarse y más para morirse).  Mi lindura, si bien es intelectual, no es muy buena sacando cuentas, y no se le da bien el explicar resumida, pero con los datos esenciales. Quiere que le encuentre una forma de llegar hasta donde su tía, sea por cielo o por tierra. En otras circunstancias le habría llevada de manera absoluta la contraria, pero estas son ocasiones, en donde el desespero nubla la razón, me limité a decirle que no tenía razón, pero que haría lo imposible para que llegara hasta donde su tía para cuidarla.

Si fuera por mí, le enviaría el dinero disponible más el invertido en los pasajes, los cuales alcanzarían para un tratamiento con antibióticos por una semana (ya ven a lo que me refiero con deformismo???) De hecho, le planteé mi punto de vista a mi dulzura, quien me dio razones que, si bien validas, mi razonamiento negaba, así que tuve que limité a decirle, Yo me encargo de todo.

Una tarde a pie y carritos (habría sido una pasada tener la moto del jefe bajo mis esqueléticas posaderas), para encontrar los medicamentos y reunir el efectivo disponible. (Entre los productos que escasean se encuentran los medicamentos y el dinero de uno, que también es escaso). Acompañarla hasta el terminal de pasajeros y encontrarme con decenas de buses a espera de pasajeros con ganas de irse e intenciones de pagar reventa (cuando en la mañana las taquillas ni habían abierto y ya lo tenían todo vendido, qué molleja de maraña), situación en la cual nos encontrábamos. Todo hecho, le dejé hasta que subiera al bus. Era de noche, tenía que regresar a mi casa, antes de que sea aún más tarde y el factor de peligrosidad se triplique. 

Me alivia saber que a esta hora ya llegó sana y salva hasta la casa de su tía, quien hasta el momento se encuentra estable. Le dije que se concentrará en la atención para con ella, pues yo desde siempre he podido cuidarme sólo, y sé el tiempo y cuidado que conlleva atender a una persona enferma. 

Tarde bohemia, y lloviosa también

Unas nubes grises en el cielo anunciaron el inevitable diluvio, que invadiría la ciudad entera. Salgo de la oficina más temprano que de lo normal, no vaya a ser que la lluvia me encarcele, o en el peor de los casos me moje (si tenía intenciones de ser poético, aquí eché por tierra toda gracia literaria). Tras cruzar el portón, las primeras gotas activan mi instinto animal: salir corriendo a velocidad demonio (para simplificar la frase: "como alma que lleva el diablo"). El autobus, marca vencida, modelo BlueBird, año 60, aparece cual refugio con comida, mi pasaje para no seguirme empapando, se cumplió.

Estando dentro del bus, inspecciono cuidadosamente, como siempre, signos anómalos que representen un potencial peligro de atraco. No lo hay. Empiezo a disfrutar del paisaje acortinado por el agua que desciende imparable, concentrándose hasta formar ríos en las calles y lagunas en los baches. Pasajeros desesperados, como cuando lo estaba yo, abordaban el autobús dando las gracias a Dios. Me inspiro en escribir estas líneas a mano, grafito y papel, ya que mi potecito aún no cumple la cuota para ser robado y prefiero no arriesgarme.

La lluvia ha mermado. Con suerte, llegaré a la parada con el cielo despejado. Luego vendrá el problema del transbordo, pero como se puede recorrer lo que falte de camino a pie, y aún está lejos la travesía, prefiero n pensar en ello y seguir disfrutando de alzar la mirada, contemplar la belleza, el aroma, la frescura del momento, con el cual escribo estas lineas.

Al momento de publicar esto, pasaron cinco días. Aún recuerdo la sensación de cuando escribí estas líneas, al vaiven del autobús. Ojalá el clima fuera así todos los días, aunque pedir eso, para una ciudad que no está ni física ni mentalmente para eso, sería asesinarla.

martes, 9 de septiembre de 2014

Paciente en observación

Nuevamente la laptop de la oficina ingresó a taller. Aunque ya funciona, está como los mecánicos viejos, con mucha experiencia pero también muchos achaques.

Creo que le saldrá remplazo pronto. Un camastrón poderosa y confiable, dejándola a ella como una reliquia que dio su vida por la causa.

Sí, ya sé que me pasé de melodramatico, pero convivir con alguien, perdón, algo, por más de cinco años, luchando codo a codo, se entabla una empatía difícil de romper. No sé cuando llegará su reemplazo, ni tampoco cuan buena será, pero jamás ocupará el vacío que ella ha dejado en mí.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Prisas de última hora

Siempre cumplo mis objetivos, mas nunca de acuerdo al plan trazado. Le ocurre a todos dentro de la empresa. Siempre he envidiado a Jhon, el protagonista, o más bien punto central de la serie de películas ¨SAW¨ (también conocido como los juegos del miedo), de cómo es capaz de trazar planes tan perfectos, en donde todo sale exactamente como lo planeó. Supongo que debe ser porque es una película, o quizás los gringos tienen un mejor sentido de organización y protocolo, por lo que sus planes, por lo general, se cumplen sin mayor inconvenientes.

Gracias a que nuestros planes nunca se cumplen, nos hemos vueltos especialistas en improvisación, denominados también especialistas en planes B. Por ahora, la desktop de la casa expirada, una laptop que no es ni propio ni muy funcional, será la que haga cumplir un objetivo casi imposible. Al momento de escribir esta entrada, espero por eliminar todas las variables que pudiesen estorbar mi concentración, incluido el hambre. Dentro de media hora ceno, le doy de cenar a mis mascotas por la fuerza (para mi son solamente una responsabilidad, no los disfruto como debería, y ellos no disfrutan de mi como debe ser su derecho) y el resto de la noche para terminar lo que tomaría dos días de trabajo. Un atraso adicional: en mi voluntad de dejar la cafeína, veré que sustituto encontrar. Probaré la recomendación de una amiga, caramelos a granel, quizás también pruebe con galletas. 

Prueba de escritura en potecito nuevo

La verdad es que no es tan difícil escribir con una pantalla táctil, hace falta sólo un poco de práctica, y la ayuda ofrecida por el corrector.

Aun así es más fácil escribir en horizontal, por lo que veo. Bueno, a lo hecho, pecho.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Suerte de coyote

Una de mis caricaturas favoritas durante mi infancia era el correacaminos y el coyote. El coyote era mi personaje de admiración: tenaz, de voluntad inquebrantable, inteligente, y que si bien la mala suerte siempre lo acompaña, no se rinde jamás.

Me identifico mucho con este personaje. Algo que se evidenció, como en muchas ocasiones, hace poco. Mi jefe tenía que tomar un vuelo para asistir a una reunión, iba atrasado como siempre, y la escasez de taxis en la ciudad no ayudaba. Su solución, osado y con una buena dosis de fe en mi fue irnos en motos hasta el aeropuerto y que yo trajera la moto de regreso. Apenas llevaba dos días practicando con ella, a no más de diez cuadras de la oficina, y no pasaba de 30 km/h, y con problemas para circular junto a los otros carros.

Acepté el reto. Siempre he tenido la idea de que mi jefe estima correctamente mis habilidades, a pesar de que yo las subestime. La ida todo bien, pues era un simple pasajero. El regreso, hasta mitad de camino fue muy agradable: 70 km/h, el casco ahorcándome, el viento que no me dejaba abrir los ojos. Pasó lo inesperado. la moto, tras frenar en un muro reductor de velocidad se apagó. la electricidad estaba muerta. Me orillo, y saco el celular. lo prendo con la nula cantidad de batería que le quedaba, pues tuvo problemas para recargarse, (ya lo vendré aventando uno de estos días), hice la llamada correcta: la moto no prende, mi ubicación actual, refuerzos. No supieron nada de mí, hasta que un amigo en su camión apareció cual salvador. Era un mecánico de los buenos Revisó todo lo que yo revisé, más la batería. Estaba agotada y sin fluido, que a mi jefe nunca afectó durante todo este tiempo. Lo reparó en un momento, lo cargó con su camión, hasta que se apagó. Un manazo en la cabeza, ¨la gasolina! me quedé sin gasolina compadre" volvió a solucionar: un trasvase de la moto, que sólo le quedaba dos litros, combustible suficiente para ambos para llegar a una estación. Repostamos. una despedida melodramatizada por la lluvia que nos acompañó desde su llegada.

Una carretera mojada, el manto de la noche que me envolvía, un tráfico congestionado típico de la hora. Estar cegato, y usar lentes no ayudaba. Llegué vivo a la oficina. La llamada desde la oficina para confirmar que todo salió bien.

Con todo lo que pasé, sólo me falta la licencia para ser un motorizado. Ya me trago luces rojas, flechas, pares, me cuelo entre los carros, ya sé arrancarlo "empujado"... mejor no sigo no vaya a ser que algún inspector de tránsito visite mi blog, y me coloque una multa.

Terapia de Desintoxicación

Siempre me he considerado con mucha fuerza de voluntad, excepto para los videojuegos, que posiblemente sean mi perdición. Del resto, soy tan fuerte, o tan terco, como una mula. Desde que empecé a ejercer mi carrera, me volví un consumidor habitual de café, pero no tenía mayores problemas en dejarlo. Pero hasta hace poco descubrí un hecho preocupante: una taza de café por la noche, que me mantuvo despierto buena parte de la noche para terminar un trabajo pendiente, hizo que mi cuerpo reclamara por más al día siguiente. No me percaté de ello, hasta que tuve serias intenciones de arrojar el modem, el celular, la laptop, a mí mismo, por el balcón de un sexto piso. Un breve análisis me indica que no había tomado café en todo el día, como lo hacía todos los días. Era hora, de padecer el proceso doloroso de desintoxicación.

Recuerdo a mi madre. Desde el incidente que casi le quita la vida, le era necesario tomar pastillas para poder conciliar el sueño. Pasaron los años, las dosis aumentaron, el problema principal ya estaba resuelto, pero la adicción ya estaba creada. Fueron tres días de sufrimiento, veía a mi madre postrada en la cama sudando, temblando, sin poder articular bien las palabras. Se veía en su rostro un dolor evidente, con una sonrisa propia de quien se consuela que todo irá bien. Me tuve que encargar de la cocina, algo a lo que no estaba habituado, y sigo sin habituarme, Cuando dejó de sudar y temblar, comió con un hambre voraz, y recuerdo haber salido a comer para celebrarlo tenía para ese entonces doce años.

Mis efectos secundario están siendo mucho más llevaderos. Sueño, o mejor dicho insomnio, que compenso un poco durante mi estadía en las unidades de transporte; carácter irritado que disimulo con una sonrisa de perro y respiración profunda (aún no he arrojado nada contra nada, quizás lo haga con el celular cuando tena reemplazo), y falta de concentración que contrarresto con un poco de yo-ga (yo gagueo, tu gagueas, nos concentramos todos, es un lema particular, para quien puede autoinfundirse personalidades múltiples).

Aún tengo los efectos secundarios encima. La cafetera del trabajo tiene un brillo tentador, llamativo, el aroma es hipnotizante y apasionado; medio kilo de café obsequiado por mi jefe (hay escasez de café otra vez) pide a gritos ser destapado para su consumo, el insomnio y la irritación empujan cual pasajeros desesperados a las puertas del tren. Pero lo que no saben es con quien se ha metido. Yo sólo sucumbo frente a la computadora.

Abriendo los ojos al blog

No he descubierto una epifanía, ni mucho menos una revelación. Simplemente desperté con intenciones de pedir las disculpas que supuse pertinente, a quien considero una amiga, y a quien hasta el momento considero que se merece un respeto propio de su saber y edad, lo cual no pude hacer ni durante el trabajo, ni durante mi estadía en casa, producto de la fuente de poder de la pc que está fallando produciendo apagones continuos. Mi solución, un poco vandálico e irresponsable, fue secuestrar, en cierto modo, la laptop de un amigo del cual me encargué de meter en un taller, desde hace más de seis meses, y que nunca tuvo la oportunidad de sacarla, supongo que por falta de dinero o quizás de tiempo. En mi defensa, diré que tenía que volver a meter la laptop del trabajo, por lo que forzosamente tenía que sacar esta, que estaba a mi nombre, y que ahora está en mi casa. Supongo que hasta que mi amigo pregunte por ella, o me decida adquirirla, aprovechando que ya lleva dos reparaciones costosas pagadas por mi.

Creo que es hora de desayunar, es fin de semana, hay trabajo en la oficina, hay asuntos personales que atender, hay trabajo por fuera que cumplir. Estoy un tanto atareado y la falta de cafeína en mi cuerpo, producto de mi decisión de desintoxicación  aún están haciendo estragos, aunque ya mucho menores.